CAPITULO 4 "Minivacaciones"

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Miami Beach, Florida – 29 de Agosto  

POV Denis

Dejé la copa en la pequeña mesa que se encontraba a mi izquierda. Al apoyarla, desde el otro lado Amerie la tomó y bebió de ella. Yo levanté mi celular que se había caído en la arena y me dispuse a llamar a mi madre.

  – Hola Valerie, ¿Te acuerdas de mi? –bromeé con ella.

– ¿Arnold, eres tú? No deberías llamarme a estas horas ¡Mi hijo podría atender mi teléfono por accidente y se enteraría de lo nuestro! –ella me siguió la corriente. Yo lancé una carcajada.

  – No madre, soy tu pequeño Denis, tu noviecito Arnold llama luego de las 10 PM, ¿Cómo estás mami? – escuché su adorable risa por el teléfono, me encantaba escucharla reír.

  –  ¿Cómo esta mi lindo melocotón? ¿Estás aprovechando el Sol allá? Tu madre acaba de levantarse de su siesta. Irá a comprar algunas cosas para hoy en la noche, Arnold viene a cenar.

  – ¡Claro que si!'Al máximo! en estos cuatro días no tengo pensado levantar mi trasero de la playa. si vas a tener una cita puedo suponer que te encuentras bien, eso me tranquiliza.

  – Si hijo... no tienes de que preocuparte , todo está bien aquí, pero te extraño mucho.

– Mami... recién ayer he llegado a Miami, tendrás que sobrevivir sin mi, él puede quedarse en casa contigo si lo deseas, yo no tengo ningún problema con eso, ya te lo he dicho.

  – Es muy pronto para eso bebé. –recitó con desanimo – no necesito más compañía que la tuya.

– Gracias V. Te amo mucho, pero ya debo colgar, hablamos mañana. –nos despedimos y dejé el teléfono en la mesita.

En este momento debería estar en la universidad, el viaje a Miami para dos personas lo había ganado a principios de año. Lo estuve posponiendo sin saber que tenía fecha de vencimiento, así que antes de que eso pase los usé para venir con Amerie. Ella quería conocer la playa, tiene una gran fascinación por las cosas que existen en este mundo, por eso la traje a ella en lugar de traer a Sam. Ella es diferente a los demás demonios, y somos muy unidos. Una amistad que pocas veces se da, según lo que me contó.

Mi teléfono vibró con la llegada de un mensaje: "te extraño", era de Sam. Le envié una foto que nos sacamos al instante con Amerie ahí en la playa y de pie de foto firmé "yo también :( ♥" 

Él entendió completamente cuando le anuncié que quería trae a mi "hermana" conmigo a Miami. Dijo que era normal que quisiéramos recuperar el "tiempo perdido". No tuve la imaginación suficiente para decirle que en realidad, ella era un demonio que se quedó conmigo luego de que hace un par de años le pedí un favor y ella no pudo llegar a cumplirlo hace un par de años. Así que lo mejor que se me ocurrió decirle fue que era mi media hermana, que vivía con mi padre pero este no podía solventar sus gastos, así que la mandó a vivir con nosotros. Suerte que el es bastante inocente para creerse una mentira como esa. Ella me llevaba una cabeza de alto, era morena, su cabello era rosa, bueno yo no tenía el cabello de ese color pero era conveniente que el crea que debajo de ese color había un castaño decolorado; su nariz era mas cuadrada que la mía y su boca más alargada; sus ojos si eran marrones como los míos, primera y última coincidencia.

Este viaje en realidad me cayó como anillo al dedo, ya que hace unos días Am me dijo que tuvo una premonición de que algo malo me pasaría si me quedaba en Fort Collins. Muchos portadores son enviados allá a buscarme, año tras año, debido a que de entre todos soy el que más vida posee. Aún me quedan de vida 36 largos años más, cosa que según mi compañera, era difícil, y rara vez se daba que un portador logre acumular esa cantidad.

  – Esta bebida es fenomenal –enunció ella, yo la miré extrañado.

– ¿Acaso no hay Bloody Marys en el infierno? –pregunté curioso.

  – Los hay, pero saben a muerte. –exclamó mientras reía  – Pediré uno más y luego volvemos a la habitación ¿Puedo? –dijo poniendo cara de perrito.

– Totalmente... puedes tomarte todas las que quieras. Aquí no ha reglas ni responsabilidades que atender. –dije guiñándole un ojo – Yo iré a caminar por la playa, ¿Quieres acompañarme?   

 – Adelántate. –formó una sonrisa.

Caminar por la playa era algo sumamente reconfortante y purificador para mí. El sonido de las olas en la orilla, la increíble vista del atardecer sobre la ciudad, todo era increíble. No había otro lugar en donde preferiría estar. Aunque cuando veía a las demás parejas caminar por la playa, pensaba en lo hermoso que sería tener a Sam aquí conmigo.

Estar ahí me hizo recordar cuanto detestaba Fort Collins. Seis años viviendo en ese calvario. Detestaba tener que estar atado a esa ciudad por el trabajo de mi madre, pero no podía dejarla sola. Era una mujer fuerte, pero al mismo tiempo muy frágil. Ella entendería mi decisión de irme lejos, pero no se si podría vivir sin mi a su lado. Lo único bueno que obtuve en esa ciudad fue a Sam, aunque creo que no importa que yo viviera en Fort Collins o en Los Alpes, el destino nos hubiera encontrado de todas formas.

Luego de caminar un largo tramo llegué a una parte de la playa que permanecía desolado. Ahí me senté a descansar un poco y contemplar la vista, entonces alguien me sostuvo por los hombros y me estiró hacia atrás haciendo que me golpee contra la arena. Luego se montó sobre mi y me besó. Su cabello rosa caía sobre mi  rostro. La tomé de la cintura y la acosté a mi lado, cambiando de posiciones, entonces yo la besé. Así continuamos un rato.

– No deberías haber hecho eso Am –dije un tanto indignado por seguirle el juego.

– ¿Lo dices porque somos hermanos o porque a Sam le molestaría? –exclamó muy risueña.

Moldeé una pequeña sonrisa mientras miraba la arena un poco decepcionado y confundido por lo que aconteció hace unos segundos. 

 – Bueno, tu eres un demonio, y me dijiste que los humanos podemos sentir atracción y deseo hacia ustedes, independientemente de si lucen como hombre o mujer, pero que no es amor de verdad. Así que... ¿técnicamente esto no significaría... que he traicionado a mi novio? –dije queriendo liberarme de toda culpa.

  – Estás en lo correcto Denis. –confirmó mi conclusión conteniendo las ganas de burlarse de mi actual estado.  

– Volvamos.   –ordené – Pero que conste que esto no va a volver a pasar... y hoy vas a dormir en el sofá... y... vas a volver caminando a mis espaldas y... y... ya se me ocurrirá algo más. –me levanté de la arena y corrí unos cuantos pasos para adelantar a la infractora.

 – ¡Si capitán! –gritó desde la lejanía.

Am tenía una gran atracción hacia mí, lo demostró desde la primera vez que nos conocimos. Esto ya había ocurrido en el pasado, y habíamos prometido que no volvería a ocurrir, por el bien de mi relación con Sam, y también por el suyo, ya que a los demonios no se les permite tener ese tipo de relación con los humanos, mucho menos con su propietario. Aunque los demonios vienen al mundo a hacer caer en el pecado a la humanidad así que teóricamente estaría haciendo su trabajo, es un tema a debatir.

No puedo cargar con la culpa de lo que hice y de lo que oculto, solo me hacía pensar que él podría estar haciendo lo mismo que yo, con un humano, y nuestra relación estaría basada en un sinfín de engaños. Pero si le contaba acerca de lo ocurrido, también sería necesario que le diga que Amerie no es mi hermana, sino sería un poco perturbador.

Cuando vuelva tengo un gran asunto que resolver.

Aliados de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora