CAPITULO 11 "El dilema de Lance"

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Fort Collins, Colorado – 5 de Septiembre

POV Lance

Esta noche tranquilamente podría encontrarse entre las más largas de mi vida, le dije al imbécil de Sam que evitara esas escenas románticas cuando volvía el otro joto de su viaje. Debería matarlo a el también para hacerlo un favor a la humanidad. De todas maneras ya estoy cerca de finalizar lo que vine a hacer, así que no tendré que sufrir esos incómodos momentos otra vez.

Luego de salir de la casa de Denis, tomé una calle secundaria para dejar a Cece en su casa. Debí soportar que haga caso omiso a mis intentos de evitar contacto con ella, de todas maneras encontró el momento perfecto para escabullirse. Un segundo de distracción mientras juntaba sus llaves, las que había dejado caer a propósito, se acerco y lo hizo: me besó. Pensé que me odiaba, pero eso es difícil de predecir en una mujer, mucho más si es una afroamericana. Me quité lo más delicadamente posible después de esperar unos segundos, 7 segundos. Me hice hacia atrás y le dije que de ser por mi hubiéramos terminado en su cama, pero que estaba pasando por un mal momento con Mandy y no quería que eso empeorara aún más. Mentí. Amaba a Mandy, pero si Cece en verdad fuera mi tipo, eso no hubiera sido un impedimento. El alcohol tiene ciertos limitaciones a la hora de mejorar la apariencia de las personas: puede convertir una hiena en una gata salvaje con la que quisieras tener un encuentro, pero no puede hacer milagros... mucho menos quitarme los prejuicios. No podía evitar sentir rechazo a ciertas minorías, así me habían educado mis arcaicos padres

Al entrar a mi habitación de hotel saludé a Faaru, que se había levantado a abrirme la puerta después de escuchar al menos 15 minutos mis forcejeos con la cerradura. No estaba muy familiarizado con las puertas debido a que normalmente no las usaba, pero debía registrarme en administración, así que hice el camino desde ahí hasta mi cuarto como un humano corriente en caso de que alguna cámara me vea. Faaru comenzó a reprochar que hace unas horas lo había hecho volver hasta el departamento, de quién sabe donde estuviera, para que podamos restablecer nuestros lazos. Humano y demonio no deben de separarse más de un kilómetro por más de 10 horas sino ambos morirán, el tiempo comienza a contar luego de 5 minutos de estar uno a la vista del otro, así que al atardecer pedí a Denis que me indique donde estaba el baño, y desde ahí me moví hasta la habitación e hice tiempo hablando con Faaru para tener que estar menos con el grupo de inadaptados. Tampoco fue demasiado tiempo ya que hubieran bromeado con lo que había demorado en el baño.

En fin... ese grupo era todo lo que estaba mal para mi, y era muy difícil tener que pensar que los tendría que soportar mucho más si no me apresuraba en matar a Denis. Solamente falta que aún no me hayan presentado a uno de sus amigos asiáticos, entonces probablemente sea yo el que vaya a morir.

...

Jackson, Colorado

Hice una pequeña escapada en la tarde a ver a mi hermosa novia, a la cual no veía hace 3 días. Al tener que infiltrarme al grupo tenía que pasar mucho tiempo estudiando y haciendo cosas relativas a la universidad con ellos. Algunos días hasta altas horas, por lo que me quedaba a dormir en la casa de Scott o Aaron, dependiendo de donde nos juntábamos a estudiar. Ellos eran los que mejor me caían en el grupo, pero tampoco al nivel de considerarlos amigos.

Realmente la había extrañado mucho, era lo más cercano a una familia para mí. Lo que más extrañaba era el sexo. A pesar de que mi hermana aún estaba en este mundo y me ayudaba con mis gastos, no era una relación fraternal. Ella lo hacía porque le había prometido a mi madre en su lecho de muerte que lo haría, y el dinero no era específicamente ganado con su sudor, esa también era una de las causas de que no le molestara enviarme ese dinero. Solamente la veía porque me llegaba su invitación a pasar acción de gracias y navidad con su familia. Hace unos años dejó de saludarme para mis cumpleaños... eso estaba lejos de poder considerarse familia. Únicamente iba para que sepa que seguía vivo, y seguía dependiendo de la caridad de su adinerado esposo.

Aunque ahora que lo pienso es bastante parecido a lo que alguna vez fue mi familia.

– Ya pensaba que te habías escapado con tu novio. –dijo ella recostada contra el respaldo de su cama.

– Te dije que no bromees con eso. Solamente compartimos habitación. –me molestaba que me haga ese tipo de chistes. Ella cambió su cara de alegría por una de enojo.  

–  Dos chicos viviendo solos en un departamento, al que normalmente no me invitas me parece bastante gay.  –me levanté estirando la sábana y la tomé por el cuello presionándola contra la pared – No pensabas lo mismo hace un momento ¿O sí?¿Mientras gritabas como una perra? –dije entre dientes formando una sonrisa. La besé. 

Le saqué la mano del cuello y me senté al borde de la cama.

– No estás preparada, eres demasiado inmadura.

– Tu eres el inmaduro si te enoja tanto que haga una miserable broma a tu débil hombría. 

Sonreí mientras estiraba los cordones de una de mis zapatillas.

– No es eso. Es que... bueno no importa, ya debo irme...   –dije por debajo mientras abotonaba mi camisa. 

Ella bajó de la cama y fue hacia mí. – Se que eres un retrogrado y un racista... pero te acepto y te quiero, no importa tu forma de pensar... aunque preferiría que lo reflexiones un poco más... ya sabes... quizás uno de tus hijos sea moreno, y entonces ¿Qué harías? –bromeó mientras me ayudaba con los botones.

– Ni siquiera lo menciones... ¿Recuerdas a Michael Jackson? 

– ¡Ay! Eres un imbécil –rió y golpeó mi hombro con su suave mano.

Ella levanto la vista y cruzamos miradas. No podía negarle la verdad.

– ¿Quieres la verdad?¿Estás segura de que podrás entenderla? –ella agitó la cabeza rápidamente asintiendo con extrema felicidad – Bien, siéntate –se sentó a los pies de la cama – ¿No me juzgarás por esto?

– Nunca Lance, dilo.  

– Bien  –respiré hondo – Fray en realidad se llama Faaru, y es un demonio.

Miró a ambos lados preocupada por lo que podría seguir diciendo y me volvió a fijar la mirada para que continúe, haciendo un gesto con la cabeza.   

– Hace unos años le pedí un favor y el no pudo cumplirlo.

Tenía una expresión entre miedo y curiosidad. –  ¿Te refieres a que hiciste un pacto? 

– Si justamente eso. Últimamente estoy desaparecido debido a que solamente me queda un mes y algunos días de vida, y debo matar a otro sujeto para poder extender ese tiempo.

– Esa parte es un poco más difícil de procesar. –abrió ampliamente sus ojos.

Se tomó una larga pausa mientras miraba sus pies, de repente empezó a agitarse. Me golpeó en la cara, esta vez el golpe si tenía la intención de dañarme.

– ¡Mi nariz, salvaje! –dije mientras hacía presión sobre mi nariz.

– Esto supera cualquier cosa que podría llegar a esperar... ¿Eres el sicario del diablo ahora? 

– Supongo que el diablo puede matar a sus propias victimas...  

Lanzó una risa irónica.  –¡Todo es una broma para ti! ¿Verdad?

  – Estoy seguro de que antes de que te lo cuente dijiste que aceptarías cualquier cosa que te dijera.

  – Bueno. Esa es solo una forma de decir, Lance.

  – ¿Te enfadaste entonces? –me acerqué a ella desde atrás y besé su cuello. Ella se volteó y me empujó con ambas manos.

  – No. No me enfadé. Solo necesito tiempo para asimilarlo.

  – ¿Tiempo? Claro. Me sentaré en la cama un momento hasta que se te pase. –me acerqué a la cama lentamente pero me detuvo camino ahí.

  – Emm... A solas... Lance.

  – Bien. Lo que quieras amor. –apuntó la palma de su mano hacia mi y miró hacia otra dirección. 

Me transporté a Fort Collins nuevamente.

Reafirmo mis dichos acerca de las mujeres.



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