1: Se fue.

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Me darían la lata de la vida. Hoy se enviarían los reportes escolares a casa y a mí me había ido como el carajo.

Empecé a despedirme mentalmente de mis vacaciones de invierno en Paris, un hermoso auto rojo que estaba estacionado fuera del instituto y la flameante tarjeta negra que palpitaba en mi maletín.

- De acuerdo, ¿A quién castigaran peor? – Mi hermano menor me alcanzo en el pasillo

- ¿Cuántas te cargaste? – Lo mire con nervios.

- 5 de 15 – Alzo los hombros con indiferencia, estaba muerta.

- 9 de 18 – Hice una mueca y maldije por lo baje.

- Oh, adiós Paris. – Me miro con un poco de burla.

- También eran tus vacaciones, no entiendo que es gracioso. – Le empuje con el hombro mientras pasábamos por la puerta del instituto dirigiéndonos a mi auto.

- Te reñirán peor, y se les olvidara mis cinco cuando vean tus nueve. – Me saco la lengua – Dile adiós al auto mujer.

- Dile adiós a tus videojuegos inepto. – Le saque la lengua devuelta y entre en el asiento del conductor.

- Estas serán unas vacaciones muy interesantes. – Oliver se recosté en el asiento mientras prendía la radio y tarareaba una que otra canción.

Hace al menos un año, Oliver jamás vendría en mi auto después de la escuela y tampoco sabría sobre mis nueve materias perdidas. Pero en el último tiempo nuestro lazo se hizo más fuerte cuando lo defendí de unos grandulones en el instituto, mi hermano no llevaba el aspecto más varonil del mundo; era flaco, alto y tenía los ojos verdes como los míos, tenía un sentido de la moda increíble y no había sido bueno para ningún deporte. Lo que lo convirtió en un banco fácil de matoneo en nuestra escuela, en donde lo más prestigiado eran nuestros jugadores de futbol y los de baloncesto. Básicamente si no estabas en el equipo no eras nadie. Oliver nunca me hablo de las agresiones de sus compañeros, me entere por uno de los chicos del equipo de futbol, estaba ebrio y me hablo sobre la broma que planeaban hacerle. Lo siguiente fue que me suspendieron por dos semanas, en mi defensa, no deben meterse jamás con un Lodge. Pero la directora creyó que exhibir los minúsculos aparatos reproductivos de mis compañeros futbolistas en la premiación deportiva era excederse.

Lo único bueno de esa situación, fue que nadie más se metió de nuevo con Oli y nosotros por in teníamos una relación decente.

Todo cambio cuando a finales de ese mismo año mi mejor amigo se quitó la vida. La imagen me atormento por meses en las noches, había recibido su mensaje cuando estaba en la práctica de animadoras y corrí a su casa. Pero para cuando alerte a sus padres ya era demasiado tarde, juntos lo encontramos en su baño con un tiro justo entre sus cejas, el reguero de sangre, los gritos de su madre y el cuerpo inerte de mi mejor amigo hizo que me cerrara completamente haciendo que solo Oliver pasara la barrera invisible. En la escuela las personas susurraban cuando me veían pasar, era una clase de viuda negra, Alek y yo habíamos sido inseparables desde los cinco años y a los dieciséis él había decidido marcharse sin mí. Más tarde, después de unos meses culparon el suicidio por la esquizofrenia de Alek. Aún tenía la carta sellada en mi cuarto, no tuve la suficiente fuerza para saber por qué se había marchado, no estaba lista para tal grado de dolor y tal vez nunca lo estuviera.

- ¿Lista para el castigo? – Oliver me miro antes de bajar del auto.

- Juntos o muertos. – Le guiñe el ojo y salí de este.

- Meredom: Fin del Invierno - #LupiSacri2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora