/Secuela de Solo eres mi Crush/
Después de ese fatídico día no supe mas de él. Estaba dispuesta a olvidarlo, dejarlo en el pasado y guardarlo solo para mi, recordarlo como mi primer amor y mi primer Crush.
Seis años Después...
Acacia volvía a sonreí...
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Cuando Ivan me vio a los ojos, hizo que viajara seis años atrás. Sí, esos recuerdos los atesoro con mi vida como aquella noche en el lago cuando nos dimos nuestro primer beso.
Seco las lágrimas con desesperación al notar mi inalcanzable debilidad con solo recordarlo.
Suena mi teléfono, es mamá.
—Marissa Meyer ya esta por llegar ¿Dónde estas?
Hago una pausa para pensar que le voy a decir.
—Estoy afuera – digo sin aguantar el llanto.
...
Al final de cuentas ninguna de las dos pudo ver a Marisa Meyer y es todo por mi culpa. No dejo de repetirle lo apenada que me siento y que si no fuera por mi, ella hubiera pasado un grato momento.
—Basta por favor. No me gusta verte así, y menos por ese tal Ivan – dijo acompañándome a mi habitación.
—No puedo evitarlo – agacho la mirada sintiéndome devastada.
—Todo esta en ti Acacia, no dejes que los sentimientos te hundan. Levi te hace feliz, yo te hago feliz, las personas a tu al rededor te hacen feliz. No dejes que un recuerdo del pasado arruine todo lo que construiste hasta ahora. ¿Acaso Levi no lo vale?.
Levi, aquel chico que no le importo lo que digan los demás, me cuido, me salvo, me ama y yo a él.
Levanto la mirada y sonrió.
—Levi es tan especial – suspiro y miro a mamá – No dejare que este pequeño encuentro arruine mi felicidad.
—Así se habla mi niña, te amo demasiado –me abrazo y luego se fue para poder descansar.
Me tiro en la cama mientras miro el techo ...
"Tengo que llamarlo" pensé.
Marque su número y en unos cuantos segundos contesto.
—Hola hermosa ¡Me sorprende tu llamada! –exclama– Pensé que estarías aún en aquel evento.
—Pues debería... –me quede unos cuantos segundos debatiendo si contarle o no sobre mi inesperado encuentro con Ivan – Pues verás... me encontré con alguien.
—Mmm... Al parecer ese alguien fue muy importante ya que por nada del mundo dejarías que una oportunidad de conocer a tu escritora favorita se te valla. Te conozco hermosa.
Rio nerviosa y decido soltarlo así sin más.
—Una amiga – cerré los ojos lamentándome por mentirle – De la secundaria y pues nos quedamos hablando y se nos paso el tiempo.
Finjo una risa escandalosa.
—Mmm... pues te creeré – no sonaba del todo satisfecho – Ah cariño, mi madre dice que vengas a desayunar mañana.
