Sunsets

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En algún lugar entre tareas, informes y turnos ocupados en un restaurante del centro Youngjae se encontró anhelando una mejor atmósfera para trabajar. En algún lugar donde pudiera sentirse libre, a diferencia de la forma en que se sentía todo apretado en su dormitorio solo, aún productivo, a diferencia de la biblioteca donde la necesidad de sentirse productivo era tan fuerte, terminó pensando sólo en ser productivo más que en hacer sus tareas. (Si eso tenía sentido). Así que el chico se encargó de ir a un pequeño parque a las afueras del campus donde se acomodó en el borde de una fuente, con un café y una rosquilla colocados cuidadosamente a su lado. Una vez que estuvo cómodo, tomó su laptop color ámbar de su simple bolso y se ajustó el gorro naranja en la cabeza.

Encontró que en este cambio de entorno era un poco más fácil concentrarse, por el motivo que fuera. Tal vez fue el aire fresco o los sonidos mínimos lo que lo ayudó a enfocarse un poco más, el equilibrio perfecto de silencio y ruido al que su cerebro quería unirse para trabajar. Fuera lo que fuera, los dedos de Youngjae golpeaban su computadora portátil más rápido que nunca. Este ensayo pareció ir milagrosamente.

Con un suspiro, el chico se inclinó levemente, estirando sus brazos sobre su cabeza y crujiendo sus dedos mientras decidía tomar un breve descanso. Miró su rosquilla y terminó los pocos bocados que le quedaban antes de tomar un sorbo de su café. Estaba bastante orgulloso con el progreso que había hecho con este informe. Realmente no podía recordar la última vez que había sido tan productivo antes.

"El clima es maravilloso aquí, ¿no crees?"

Youngjae alzó la vista sorprendido ante la voz extraña, encontrándose con unos ojos vidriosos que lo miraban amistosamente. El joven de veinte años miró furtivamente por encima de sus hombros por un momento antes de volver a mirar al extraño, confirmando que de hecho, estaba hablando con él. "Oh, uhm-"  Youngjae tragó saliva, secándose los labios con el dorso de la mano. "S-sí"- tartamudeó, no estando acostumbrado a ser abordado por desconocidos atractivos. Youngjae estaría mintiendo si dijera que no se sentía un poco tímido.

El desconocido sonrió con una sonrisa que llegó a sus ojos, barba y todo mientras se subió las gafas sobre el puente de la nariz y se sentó justo al lado del otro en la fuente. "Cielo despejado, día brillante. No hace demasiado frío. Es sólo uno de esos días que hace que quieras pasarlo afuera"- Le sonrió a Youngjae antes de deslizar su mano fuera del bolsillo de su sudadera con capucha, revelando una...naranja.

Youngjae miró la fruta en confusión. "S-sí"- tartamudeó de nuevo, mirando torpemente mientras el otro comenzaba a pelar la naranja. "La brisa es bastante agradable hoy".

El desconocido hizo un gesto hacia la servilleta que Youngjae sostenía con su café. Youngjae lo miró confundido por un momento, preguntándose qué quería el hombre con ella. El chico se mordió el labio y le entregó su servilleta, viendo como depositaba los pedazos de la cáscara de la naranja en el papel, formando una pequeña pila. Cuando terminó, envolvió las cáscaras cuidadosamente dentro de la servilleta, deslizándolas casualmente en el bolsillo de su sudadera sin una palabra de explicación. "¿Quieres un poco?"- preguntó, ofreciéndole a Youngjae una porción de su naranja recién pelada. 

Youngjae miró la fruta con cansancio, sacudiendo la cabeza en señal de negativa. "No, gracias"- dijo, "acabo de beber este café. Puede que se sienta extraño mi estómago".

El otro se rió un poco pero asintió sin embargo, dejando caer una rodaja de naranja en su lengua. "A mucha gente no le gustan los cítricos"- comentó de repente, sacando a Youngjae de un trance momentáneo para enfocarse principalmente en él. "Creen que son demasiado ácidos-"  Él chasqueó los labios de una manera satisfactoria, "...demasiado desagradable"- Youngjae vio como pequeñas gotas de jugo bajaban por el brazo del otro, estremeciéndose ante la sensación inevitablemente pegajosa. "¿Qué piensas?"- Se giró para mirar a Youngjae, cuyo aliento se atragantó en su garganta cuando sus ojos se encontraron con unos cautivadores.

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