• Capítulo Tres.

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Me desperté por el frío que entraba por mi ventana. Gire quitando mechones de cabello enredado de mi rostro para mirar la hora, el reloj marcaba las 7:30, deje caer mi cabeza pero la levante de golpe al recordar el compromiso de esta noche.

Me levanté de la cama dando brincos, entre a la ducha rápidamente y me despoje del vestido que traia puesto lo avente en quien sabe donde, salí a los 20 minutos secandome el cabello. Mire los vestidos uno por uno para escojer el adecuado, al final me decidí por un vestido color azul bebé, con encaje en el. Tomé los tacones y puedo jurar que me sentía como en una de esas películas donde la chica buena se le juntan todos los problemas en relación con los atuendos. Utilize la secadora para secarme el cabello, lo deje suelto. Me maquillaje lo mas rápido que pude, creo que asi dejo en ridículo a Flash. Baje corriendo, y ¿A quien se le ocurre correr con tacones? Pues a mi.

Abrí la puerta con dificultad ya era muy tarde, más de lo que debe ser. Subí a mi auto y conduci hasta la mansion de los Dumbroch, al llegar estacione y baje tratando de lucir tranquila, pero ¡Diablos! no podía estaba completamente nerviosa. Al entrar mire alrededor, había demaciada gente al parecer casi todos eran amigos del padre de Mérida. Camine buscándola con la mirada, la encontré conversando con un chico Castaño.

— Disculpen mi interrupción, Mérida ya llegue. — saludé.

— Ya era hora Arendell. — me reprendió. — Ah, Elsa te presentó a Hiccup Hadoock es hijo del socio de papá, Hiccup, Elsa Arendell mi mejor amiga y la que me ayudó con el proyecto. — sonríe tomando mis brazos. 

— Es un gusto. — toma mi mano y la estrecha.

— El gusto es mío. — sonrio. Después de charlar sobre el proyecto con los dos decidí tomar una copa de champagne.

— Elsa, toma con cuidado. — escucho a Mérida al terminar mi copa número cuatro.

— Tranquila, estoy bien. — afirmo.

La fiesta continuó hasta media noche, decidí quedarme a dormir con mer por si las dudas.

— Te lo dije elsa, ¿Acaso nunca me escuchas? — la mire mientras se quitaba los aretes. 

— Aveces odio que tengas razón. — murmuró dejándome caer sobre la suave cama.

— Haste a un lado, no dormire en el suelo. — siento la mano de Mérida empujandome.

Nos acomodamos, aveces cuando venia a dormir junto a Mérida dormía en el cuarto de huéspedes pero esta vez estoy más cansada para caminar a la habitación que se encuentra a un lado. Nos quedamos dormidas, al fin y al cabo somos mejores amigas.

Al dia siguiente, merida ya estaba despierta con ropa deportiva. La mire y volvi a dejarme caer sobre la cama.

— Levantate, vamos al GYM. — me movio yo solte un gruñido.

— Ya voy. — me levante a regañadientes y me cambie, subimos al cuarto de ejercicio y comenzamos.

Yo calente y decidi hoy entrenar piernas. Despues de terminar, nos duchamos yo tenia ropa en su casa. Me vesti y sali para irme a mi departamento para descanzar.

El telefono volvio a sonar y era de nuevo mi tia. Conteste dejandome caer sobre el sillon.

— Hija, ¿Como estas? —

Bien tia, y tu. —

Bien, cariño. ¿Podrias venir? —

claro tia, en un rato mas ire. —

Gracias. Te espero aqui.

Colgue la llamada y comenze a preparar de desayunar.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2018 ⏰

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