Capítulo 3

1.9K 149 18
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 3

— ¿Qué?, no, por supuesto que no. —murmura, me mira pensativo—. Qué suerte que Derek ya volvió. —murmura en voz baja, tan baja que apenas lo escucho. Miro a los lados, a Stiles y luego de nuevo a él.

— ¿Con quién hablas?

—Leah. —dice, ignorando mi pregunta—. Tú, ¿te sientes bien? —aprieto los labios mirando a la nada.

— Estoy muy confundida. Creo que necesitas ver a algún psicólogo.

— No, me refiero a... Dios, ¿Cómo te explico?

— De cualquier modo, solo deja de balbucear. —digo dándole un apretón a su hombro.

— Scott... —interrumpe Stiles—, creo que no es el momento.

— La luna llena llega mañana. —responde mirando a su amigo, me mira de nuevo—. Ella debe estar sintiéndolo ahora.

— Entonces es mejor llevarla con Derek. —dice Stiles.

— ¿Quién es Derek? —pregunto sintiéndome excluida, lo cual era malo, ya que era de mí de quien estaban hablando—. A mí no me van a llevar a ningún lado.

— Solo se lo diré. —dice Scott, Stiles abre los ojos exageradamente.

— ¿Quieres darle un infarto?

— No, ella no puede infartarse.

Miro de uno a otro, bufo poniendo los ojos en blanco, tomo mis papeles y me levanto. — ¿Saben qué?, yo los dejo. Busquen a alguien más para infartar.

— Espera Leah. —Scott me detiene, tomando mi muñeca. Intento zafarme, pero el bastardo es fuerte.

— Scott, suéltame. —advierto, tironeo mi mano de nuevo, sin éxito. Siento de pronto, como la rabia comienza a burbujear en mi estómago. Eso me sorprende un poco, yo no era explosiva ni mucho menos. Suspiro, intentando calmarme, Scott me mira fascinado, aprieta su mano sobre mi muñeca, al grado de comenzar a lastimarme—. Scott. —advierto de nuevo, la ira aumentando en mí, la siento recorrer todos los rincones de mi cuerpo, hasta finalmente encontrar una salida.

El profundo gruñido proveniente de mi garganta hace a Scott soltarme, yo parpadeo, aclarando mi visión, y es que mientras tenía ese golpe de rabia mi visión se había vuelto rojiza. Retrocedo un par de pasos, algo asustada. ¿Qué demonios me acaba de pasar? Miro mi muñeca, tiene marcas purpuras. Scott me ha hecho un morete.

— ¿Lo sentiste? —pregunta Scott.

— ¿Qué? —gruño, la molesta volviéndose a instalar en mi cuerpo—. ¿A ti, intentando fracturarme la mano?

— No, el enojo, todo lo que te hizo gruñir. —sonríe—. Tú gruñiste.

— Me estabas lastimando, grandísimo idiota. —me defiendo. Él niega con una sonrisa.

Aroma  [Derek Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora