Capítulo Dos

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Adrien retrocedió sorprendido mientras Marinette le vaciaba el vaso de té con hielo en los pantalones. Esquivó la mayor parte del líquido, pero aun así se le mojaron los pantalones.

Marinette siempre había tenido reacciones inesperadas, cosa que parecía no haber cambiado en los últimos siete años. Pocas personas se atrevían a enfrentarse a él últimamente y tenía que confesar que aquel reto le resultaba... refrescante. Rió en voz baja y se sacudió la ropa. 

Todos en la oficina estaban mirando, pero a Adrien le daba igual lo que pensaran los demás.

El encargado volvió a acercarse a ellos con el rostro enrojecido, pero él levantó una mano para detenerlo y luego le hizo un gesto para que se marchase. El hombre no dudó en obedecer. Ya nadie discutía con él.

Salvo Marinette.

Centró su atención en la mujer que tenía delante. La mujer a la que jamás olvidaría. Siete años antes había puesto en riesgo sus ambiciones. ¿Y en estos momentos? Al parecer, seguía sintiéndose atraído por ella. Se rió, de sí mismo en esa ocasión, porque mantenerse apartado de Marinette no le había hecho ningún bien.

Marinette golpeó la mesa con el vaso, furiosa.

-¿Qué es lo que te parece gracioso?

Él se acercó y le susurró al oído:

-Creo que te he calado hondo.

El deseo hizo que todo desapareciese a su alrededor.

Por eso se había mantenido alejado de París y de Marinette, porque no podía distraerse, sobre todo teniendo tan cerca la venganza de Empresas Inditex.

Apartó la vista de ella. -Voy a necesitar que le digas a Felix que no puedo seguir esperándolo. Tengo prisa - le dijo.

-Con mucho gusto- respondió ella sonriendo.

-Al vaso de té ponle la tapa, por favor. Lo siento, pero me da miedo que se te pueda volver a caer.

-Has tenido suerte de que no haya escogido el café- Le dijo Marinette entre dientes.

A él le sorprendió ver que alguien le ponía la mano en el hombro. Miró hacia atrás y vio a su hermanastro. Felix Agreste no se molestó en ocultar su sorpresa al verlo todo empapado de té. Marinette se ruborizó, como si acabase de darse cuenta de la magnitud de su acto. Sin decir palabra se dio media vuelta y se dirigió hacia su puesto de trabajo. 

-Felix- Le dijo Adrien- Vamos a tener que posponer el resto de la reunión. Como ves, tengo que cambiarme de ropa.

Felix, además de ser su hermanastro, le llevaba las cuentas personales y se ocupaba de algunos acuerdos comerciales. Su padre se había casado con la madre de Felix siete años antes y, aunque no habían llegado a vivir juntos, si habían compartido una sana rivalidad que los había ayudado a ambos salir de la "pelea" por la herencia de su padre.

-¿Qué te ha pasado? ¿Se te ha caído el vaso o qué?

-Mas o menos- Respondió Adrien, volviendo a mirar hacia las puertas del estudio de Marinette quien había desaparecido unos segundos antes.

No solía perder el tiempo lamentándose por nada, prefería optar por mirar al futuro, pero en ese momento se arrepintió de una cosa: no haberse acostado nunca con Marinette Dupain-Cheng.

Al día siguiente, Marinette doblaba una toalla en la cocina mientras su abuela hacía paquetes individuales de carne. Paquetes individuales para que comiese sola. Tanto su abuela como sus padres la invitaban a menudo, o iban a verla, como esa noche, pero no era lo mismo que tener una compañía diaria, como un marido o como cuando vivía con sus padres. 

¿SOLO POR DESEO? +18 | Miraculous Ladybug FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora