Cumpleaños

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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, pero esta obra es total y absolutamente mía.

Notas de la escritora al final.

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La primavera por fin había llegado, las flores adornaban cada jardín, el aire fresco y limpio calmaba la sed, el sol irradiaba rayos alentadores y los árboles de cerezo floreciendo purificaban el alma. Aquella era su temporada, la estación del año donde nació, por lo tanto, aquella tarde celebraba su cumpleaños. Cumplía 19, una edad revitalizante que te impulsa a intentar las hazañas que antes no te atrevías a hacer. Sakura se sentía como nunca, si bien sus 18 estuvieron llenos de sorpresas y logros cumplidos, podía esperar aún más del nuevo año que se avecinaba.

Es por ello que aquella tarde, en el enorme jardín de su residencia se celebraba un pequeño pero importante almuerzo. Estaban sus padres, sus tíos, sus primos y, algunos allegados importantes de la familia, como sus padrinos o la mismísima familia Uchiha. Aquella comida fue más bien una idea de su padre, por que si fuera por Sakura, ella hubiese celebrado su cumpleaños con una fiesta en grande acompañada de sus más cercanos amigos. Pero agradecía la intervención de su padre, pocas veces podía ver a su familia reunida y le causaba risa el hecho de ver a su tío sentado a un lado de algún Uchiha, además, era una buena razón para poder ver a Madara.

La universidad la tenía tan consumida que los únicos instantes en los que veía a Madara era cuando él la dejaba en su casa luego de un día de escuela. Ya ni siquiera podían permitirse sus escapadas por que Sakura acababa el horario escolar hecha puré. O al menos así era hasta que tuvieron una pequeña discusión.

« —Sabes que alguien más puede tener tu puesto de presidenta si el trabajo es mucho para ti. —Él le dijo, luego de despertarla cuando ella se quedó dormida durante el camino hasta su casa. El auto ya estaba aparcado frente a la residencia de los Senju.

—Por supuesto que no. Estoy hecha para este puesto, no puedo dejar que me lo quiten. —Murmuró ella con tono bajo luego de recuperarse de su ensoñación.

—Entonces busca a alguien que te ayude, un par de asistentes no te vendrían mal. —Su voz sonó calmada pero un tanto demandante, sabía lo terca que la pelirosa podía llegar a ser muchas veces, así que luego de ver cómo fruncía el ceño, continuó— Te lo ordeno como tu Director, si no, yo mismo me encargaré de que abandones tu puesto. 

Aquella última advertencia logró encender el enojo en ella, por lo que tras mirarlo con incredulidad, dijo de manera un tanto agresiva:

—¿Por qué te interesa tanto el quitarme como Presidenta?

—Por que te estás descuidando a ti misma, ¿cuántas horas duermes? ¿Estás pasando tus exámenes? ¿Comes tus tres comidas al día? Tan sólo mira como estás.

Sakura rió con ironía, casi que con burla.

—Nunca te has interesado por cómo me va en la escuela, lo único que buscas es cogerme. Pero claro, como ahora he encontrado algo que me mantiene ocupada, tu juguete sexual ya no se atreve ni a tocarte. —Tras sus amargas palabras abrió con brusquedad la puerta del auto, él la llamó una decena de veces, incluso salió del auto y fue tras ella, pero luego de que la ojijade lograra escaparse, decidió que lo mejor sería dejarla descansar. »

Sakura pensó mucho en lo que le había dicho al Uchiha; por esos días las clases, los maestros, las actividades, bueno, en general todo le causaron una severa úlcera de estrés que terminó presentándose en un humor de los mil demonios. Todo le molestaba, todo le irritaba, todo le preocupaba. Así que fue algo relativamente normal que ella haya explotado hasta el punto de discutir con Madara por una cuestión meramente "inocente". Por una parte se sintió mal por la manera tan cruel en la que se expresó y comportó, comprendió que su actuar no fue el mejor, pero por otro lado se  dio cuenta de que tenía algo de razón al enojarse, lo que la orilló a no hacer las paces con Madara. Durante los siguientes días buscó a Ino o a Tenten y fueron ellas dos las que estuvieron llevándola a casa. No se atrevía a mirar a Madara, aún cuando su propio cuerpo y mente se lo exigían a gritos.

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