Media noche.

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Demonios.... Me duele mucho la cabeza...

-Estaba rodeado por una inmensa oscuridad, me levante rápidamente extremadamente asustado, ya que era obvio que no estaba más en mi cama, sentía mucho miedo, la oscuridad era tan densa que no podía ni ver mi nariz.

De pronto, veo un punto blanco en el cielo, estaba paralizado del miedo pero algo dentro de mí decía que debía seguir ese punto, de igual modo, ¿qué más podía hacer, quedarme de pié en la penumbra?

Poco a poco consigo valor para caminar, la oscuridad siempre ha sido uno de mis más grandes miedos, y ahora estoy solo en ella, engullendome, rodeándome totalmente y con un solo punto en el cielo el cual me hace de guía en la vastedad. Un paso, otro paso y otro paso, poco a poco sigo caminando en dirección al punto, aunque lo veo muy distante, siento que me voy acercando.

~SWOOSH~ una ráfaga de viento me empuja hacia atrás, aunque no consigue derribarme me desplazó un poco hacia atrás, aunque me ayudo un poco a reconocer el entorno, escuche mientras el viento soplaba, el sonido de muchas hojas y hierbas, al parecer estaba en algún tipo de jardín muy grande, o en el peor caso en el bosque, aunque dudo mucho que mis padres me hayan abandonado en medio del bosque era una de las tantas posibilidades que barajaba mi asustada imaginación, era patético... Un chico de 16 años con miedo a la oscuridad caminando hacia un punto blanco, el cual, se hacia más brillante, creo que estoy llegando.

Cuando a lo lejos puedo vislumbrar una luz, siento esa horrible sensación que me había dado el cuervo, pero esta vez, muchísimas veces más fuertes tanto así, que me volví a paralizar, era algo inenarrable, era sentir una presión que me jalaba hacia atrás y me dificultaba la respiración, de pronto empecé a escuchar un gruñido, era un animal muy grande, algo así como un oso.

~RWOOOOAR~ Gruño la gigantesca bestia la cuál tras cada pisada temblaba el suelo, estaba lejos, pero cada pisaba se escuchaba claramente más poderosa que la otra, yo no podía hacer nada, estaba en la oscuridad donde simplemente lloraba, estaba claro, iba a morir, es una sensación muy deprimente, donde sabes que el final es inevitable, donde te das cuenta que es inútil luchar y simplemente quieres dejar las cosas pasar y morir.

Me estaba resignando a eso cuando de pronto escucho un grito de la misma dirección a la que me dirigía.

¡CORRE HIJO, NO TE RINDAS!

En ese mismo instante algo dentro de mí dijo, corre, puedes seguir viviendo, y eso hice. Corrí con todas mis fuerzas, corrí como jamás lo había hecho, y podía ver la luz débil pero la veía no era un punto blanco, era una antorcha de mármol, cuya llama era blanca como la nieve, pero, antes de llegar la bestia me pisaba los talones, sus pisadas me hacían desbalancear, ya que movían todo cuanto pisase.

¡Voy a llegar, voy a llegar, voy a llegar!

Repetía una y otra vez, y creo que de verdad empecé a creermelo cuando veía la llama tan cerca de mí pero; justo cuando me falta poco para alcanzar la llama la bestia me rasguña la pierna, fue algo indescriptible, era sentir como si me hubieran lanzado una mezcla de ácidos en una herida, por lo menos el dolor fue el suficiente como para hacerme saltar y alcanzar la antorcha, al tocarla la llama creció del tamaño de una casa de 5 pisos y todo se ilumino.

Era algo hermoso lo que veía al frente mío, un bosque invernal, sin color, todo era blanco, pero por algún motivo sentía que algo estaba mal, al voltearme veo una criatura deforme, una bestia con cuerpo de oso, y unas garras gigantescas, con la cara de un ser humano muy deforme, era algo horrible digno de una película de terror, empecé a marearme y me desmaye del susto...

Al despertar me encontraba en mi cuarto, y arriba mio había un símbolo blanco con forma de circulo y una cola.

Que bien, Solo fue un sueño.

Me dije, pero al levantarme me caí del dolor, tenia una herida en la misma pierna que me había rasguñado el oso.

Diario De Un Insomne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora