𝙶𝚞𝚒𝚕𝚝𝚢 ᪥ ᶠʸᵒᵍᵒˡ

« Preantesis.»

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‹Preantesis: período biológico de un brote antes de florecer.›

El ambiente gélido sosegado siendo azotado por respiraciones agitadas, las cuales a su vez, se extendían por la habitación, conformando los acordes de una melodía tosca y vulgar; acompañando así a un baile, lujurioso.

El ligero vaivén de sus caderas producía un roce placentero para ambos, el de orbes lilas tomo al de cabello cano por la cintura, avivando el calor de sus cuerpos. Aprisionó los labios del contrario entre sus dientes, enseguida, el sabor metálico quedó impregnado en sus bocas. El arlequín jadeo desesperado, retorciéndose ansioso debajo de la mirada penetrante de su compañero.

- Fedya... - Susurro deseoso. El aludido estiro su brazo a la mesa que estaba cerca de la cama, tomo una cinta de color negro y con algo de brusquedad, se la coloco en los brazos, atándolo a la cabecera de la cama. Sin cuidado apretó el amarre, sacándole un gemido de dolor. - ¿Porque eres tan rudo? - Cuestiono.

- Por qué sé que esto te encanta.- Dostoyevski desabotono la camisa de su compañero, maravillado por la suavidad de su piel, la palidez de esta parecía brillar tenuemente debido al sudor, esa vista le pareció lo mas erótico que había visto hasta el momento. Su boca se aferró a su pecho desnudo, subió a su cuello donde mordió dejando marcas que tardarían en desaparecer. Nicolai exhaló con fuerza al sentir como el otro había pasado de su cuello a sus pezones.

- ¡F-Fedya! - Soltó con la voz entrecortada, la rodilla de Fyodor se había acercado peligrosamente a su entrepierna. Trazó un húmedo camino desde el pecho, pasando por su abdomen hasta llegar a su erección, la masajeó sacándole unos cuantos gemidos al otro. Rápidamente deslizó los pantalones de su compañero junto a su ropa interior, se la quito y sin perder tiempo, introdujo el miembro del peliblanco en su boca, el cual gimió en respuesta al estimulo dado. Continuando con su tarea, aproximo una de sus manos mostrandole sus dedos, su compañero, el cual no tardo en captar la idea y los lamió, luego los acerco a su entrada, donde sin desatender la erección introdujo dos de sus dedos.

- Fed-¡Ah! - Chilló arqueando su espalda empujando un poco su cadera, haciendo que su nariz choque con su piel. El arlequín se estaba columpiando entre el éxtasis y la frustración que las caricias de su compañero traían consigo, quería sentirlo mas cerca de lo que ya estaban, anhelaba que la forma en la que lo acariciaba y besaba no fuera por lujuria, si no por amor. Una ola de placer y dolor lo atraveso, bajo la mirada viendo como su compañero entraba con fuerza en el. Su cuerpo se retorció en un espasmo mientras soltaba un gemido, el cual pareció encantarle a su compañero, por lo que lo sostuvo por su cadera con fuerza y embistió tocando un punto que lo hizo respingar con violencia. Buscando aun mas contacto, se encorvó haciendo que su cuello quede al descubierto, incitando a su compañero a devorarlo sin piedad, deleitándose del dulce sabor que se le brindaba. Acelero sus movimientos, profundizando sus embestidas y respirando con dificultad se aferro de manera dolorosa a la cadera de su amante consiguiendo su orgasmo, al mismo tiempo que el arlequín llegaba también.

«...»

Simplemente abrió los ojos, la habitación era levemente iluminada por una de las rendijas del techo. Observo su alrededor pero no encontró a su amante, soltó un suspiro lastimero mientras colocaba sus brazos en su rostro y subía sus rodillas a la altura de su pecho.
Por mucho que lo pensara nunca llegaba a un punto que definiera lo que sentía por el, amaba las noches en las que lo hacia suyo, donde se aferraba a el como si fuera el ultimo encuentro; pero a la mañana siguiente desaparecía y los recuerdos de la noche anterior se dispersaban como el polvo. Con dolor y pesadez en su cuerpo se levanto y se dirigió a la puerta que conducía al baño, entro y cerro la vieja puerta; el lugar era digno de alguna película de terror, la mitad de los azulejos estaban destrozados, el espejo de cuerpo completo estaba roto de algunas partes y la tina era la única en un estado decente.

Viéndose en el espejo, miro su cuerpo, su piel estaba adornada con moretones, desde el cuello hasta los muslos, con delicadeza, repaso cada uno de ellos, y como una cinta malograda los recuerdos de la noche anterior se reproducieron en su cabeza, apoyo su frente en el espejo y soltó un suspiro, sin embargo vio como minúsculas cosas que no supo identificar, salieron junto al suspiro, atrapo una en el aire y la miro con atención, era una pequeña hoja verde. Asombrado abrió la boca y vio el interior, no habia nada malo, el color rosado que la caracterizaba estaba intacto, por lo que si mas decidió ignorarlo.

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