Capitulo 8

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Alex y Kalissa me miraron con expresión confusa.

- ¿Que fue eso? - Alex rompió el silencio, pero su tono de voz no exponía ninguna emoción.
- ¡Es Tiffany! - exclamé - eso creo, no estoy segura.
- ¡Dios mio! No puedo sacarme de la mente sus gritos desgarradores -Kalissa se mostraba asustada.

Unas preguntas inexplicables rondaban una y otra vez en mi cabeza.
No podia creer lo que estaba pasando.

-  Alexandra, tiene que entrar nuevamente - la voz del director sonó a mis espaldas.
- Las veo luego, tengo que entrar.

Alex se marchó.

Solté un suspiro de confusión.

- Kalissa, ¿Quieres ir por un café?
- Seguro, y de paso nos distraemos un poco.

El bar quedaba a dos cuadras de donde nos encontrabamos.
Llegamos y entramos, el aroma a crema pastelera se adueñaba del local.
Nos sentamos y observamos la carta.
En ese mismo momento, un mesero se acercó a nuestra mesa.

- Buenas tardes señoritas, ¿que se les ofrece?
- Voy a querer un café cortado que contenga mucha espuma y tres facturas con dulce de leche - ordené.

Miré a Kalissa para que ordenara su pedido.

- Yo quiero una leche chocolatada con dos tortitas y un vaso de soda.
- Enseguida se lo acercamos a la mesa.

Asentí con la cabeza en forma de agradecimiento.

20 minutos después...

El mesero nos acercó la orden, el café era algo humeante.
Terminamos de merendar, pedimos la cuenta y nos marchamos.
Me despedí de Kalissa y me fui a casa.
Pasé por la plaza y vi a Josh, sentado en una banca, me acerqué a el y me senté a su lado.

- Hola.
- Hola Emma.
- ¿Como estas? Bueno, ¿como estas llevando lo de Tiffany?
- Ahi estamos... algo dolidos pero tratamos de llevarlo de la mejor manera posible.

En ese momento recordé el mensaje de voz que me habían enviado pero decidí no mostrarselo a Josh, no por el momento.
Sonreí para disimular mi preocupación.

- Lo siento tanto, de verdad.
- No lo sientas, ya debe estar muerta o quien sabe que fue o que será de ella.

La forma en la que lo dijo, se me partió el alma en dos.

De repente, sonó mi celular.
Temía que podría llegar a ser otro mensaje siniestro pero al ver el nombre de mi madre en la pantalla, el alma me volvió al cuerpo, respiré aliviada y contesté.

- ¿Ma?
- ¿Donde estas? Hace rato deberias de haber llegado a casa - su tono de voz no sonaba para nada amigable.
- Voy para allá, no tardo.

Colgué.

- Lo siento, tengo que irme. Luego hablamos.
- Nos vemos Emma.

Le di un beso de despedida a Josh y me marché a casa.

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