Capitulo 10

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Alex

Me quedé meditando en la sala de espera de la casa de Emma, mientras esperaba su llegada.
La habitación tenía un decorado bastante peculiar, un gusto que no se acercaría al mio.
Había un reloj colgado en la pared que estaba frente de mi, este estaba colocado prolijamente con sus manecillas que hace un tiempo dejaron de marcar la hora.
De pronto, Emma apareció bajando por las escaleras de madera.

- Perdón, por la tardanza - se disculpó.
- Por fin te dignaste a aparecer - dije.
- Hagamos los deberes de matemáticas, sino la vieja cornuda nos va a cortar la cabeza.

Pasamos toda la tarde haciendo tarea de la escuela, aunque de vez en cuando nos distraiamos.

Al finalizar, cayó la noche, me despedí de Emma y me marché.
Las veredas y las calles estaban casi desiertas, el silencio era tanto que lo podía escuchar. En ese momento de quietud recordé a Tiffany y me preocupé. Tal vez, en un anochecer como este, en una calle como esta cuando Tiffany estaba en completa soledad, quizas fue ahí cuando la secuestraron y la perdimos de vista.
No soy una persona que suele tener miedo, pero si lo sintiera ese sería el momento exacto para tenerlo.

De pronto, percibí un leve sonido que no supe indentificar de donde provenía. No me preocupé, seguro que habia sido un animal.
Entonces, volví a escuchar el mismo sonido pero esta vez más cerca de mi.

Lo escuché por una tercera y última vez, me di cuenta que eso no podia ser un animal.
Me di vuelta de golpe. Un hombre encapuchado estaba unos centimetros más allá de mi.
Pude identificar sus facciones: con mirada intensa y ojos rojos. Era un hombre corpulento entre 18 y 20 años, en lo cual, en su cuello se asomaba una horrorosa y deforme cicatriz.

- ¿Que quieres? - pregunté en tono firme mirandolo con dureza. Guardó silencio mientras seguía caminando hacia mi. - Sino quieres nada de mi, alejate un poco, no me gusta que estes tan cerca.

Sabía que algo no andaba bien con ese tipo, sus marcadas ojeras y sus ojos bañados en sangre me lo decian. Cualquiera podría haber notado que estaba enfermo.
Se lanzó sobre y me aplastó, intentó agarrar mis manos, yo forcejeaba. Hasta que pude levantar una pierna y asestarle una patada en la entrepierna, lo empujé a un lado y pensé en correr.

Pero rechacé la idea, agarré mi mochila y le pegué en la cabeza, aproveché que estaba en el suelo para intentar asfixiarlo, puse mi mochila sobre su rostro y comencé a presionar contra el.
Permanecí unos segundos así, no quería asesinarlo sino dejarlo inconciente. Lo dejé en el piso un poco desconcertado, tomé mi mochila y comencé a correr lo mejor que pude.

En ese momento no pensaba en nada, la misma adrenalina me invadia. Por alguna razón, corrí lo más rápido posible, sin rumbo.
Desaparecí de la vista de aquel hombre, aunque algo me decía que no estaba completamente a salvo. Sentí como alguien agarraba mi hombro nuevamente, esta vez no esperaria que me atacaran primero. Me di vuelta y le di un fuerte golpe en la sien. Vi al chico que se encontraba en el suelo, al instante lo reconocí.

- ¡JOSH! - dije mostrando sorpresa en mi voz.

Joshe permanecia tumbado en el suelo con una mano en la sien.

- Agh... - se quejó.
- Perdona, no sabía que eras tu. Pensé que era un ladrón - me disculpé.

Ayudé a Josh a incorporarse.

- ¿Que te pasó, Alex? ¿Por que estas tan agitada? - me preguntó en tono de duda.

Josh se había percatado de mis jadeos.

- No es fácil de explicar... intentaron raptarme - lo dije sin mostrar algún tipo de emoción.

Permaneció en silencio.

- Gracias a Dios, logré escaparme - continué.

Solté un largo y profundo suspiro.

- No se que decirte - dijo Josh mientras se pasaba una mano por el pelo.

Había oscurecido completamente, me di cuenta que aún no he llegado a casa.

- Otro día hablamos, ahora tengo que irme - le di un puñetazo de manera juguetona.

Me alejé de Josh, hasta que lo perdí de vista.
Recordé que tenía un abrigo en mi mochila, me lo coloqué. Había comenzado a hacer frío, de pronto mi celular comenzó a sonar.

- ¿Ma? - atendí.
- ¿Donde estas? ¡Ya tendrias que haber llegado! - sonaba histerica.
- Voy en camino, en cinco minutos llego.

Colgué.

Todavía podía sentir que algo malo iba a pasar, pero yo me preguntaba:

¿Que hacía Josh por estos lados?

El vive en la otra parte de la ciudad, vivia lejos de la casa de Emma y de mi casa.
Algo raro pasaba, y yo misma presentia que mis amigos y yo corriamos peligro.

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