April

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Me desperté de golpe, de pronto tengo un sentimiento de desesperación en mi pecho. Pero, ¿qué pudo haber sido? Supongo que tan solo una pesadilla.

- Ahora no podré volver a conciliar el sueño; iré a tomar un vaso de agua y me pondré a ver televisión para matar el tiempo que queda.

Media hora después me encontraba muy aburrida, no había nada interesante en los canales, aunque de hecho, nunca lo hay. Miles de pensamientos rodean mi mente empujando mi ansiedad a flote.

- Maldición, debo hacer algo. Buscaré algo de comer.

Mis padres dicen que sufro de una solitaria y no puedo aguantar más de 3 horas sin comer; gracias a eso, suelen ser muy hábiles a la hora de guardar la comida. Tienen un estante bajo llave donde antes acostumbraban a guardar los vasos y el licor, hoy en día, lo usan para que yo no pueda tener acceso a los dulces y chatarra que compran.

- Debo encontrar esa endemoniada llave a como de lugar, buscaré en cada rincón de la casa si es necesario - Susurré con una gran voluntad y espíritu, como si de una situación seria se tratase.

4:20 a.m

Pasaron alrededor de 20 minutos y continuaba en mi ardua búsqueda, mi estómago rugía tanto que tenía miedo a despertar a mis padres por el sonido. Me detuve por un momento, y de la nada, me sentí muy incómoda, como si fuera observada. Eché un vistazo a mi alrededor por un instante, asegurándome de que alguno de mis padres no me hubiera descubierto, y en ese momento escuché un sonido en el sótano, como si de alguien que cayó de golpe al suelo se tratase, acompañado del sonido de muchas monedas esparciéndose.

- ¿Pero qué demonios fue eso? Susurré con un tono tembloroso.

- ¿Y sí se tratase de alguno de mis padres? ¿o algún ladrón que entró a la casa? ¿un asesino serial? No... Debió ser una mala jugada de mi mente, o al menos eso pensé.

No tuve otra idea que adentrarme al sótano, la curiosidad era más fuerte que yo. Encendí las luces, y me percaté de que mi viejo monedero estaba en el suelo, junto con muchas monedas esparcidas a su alrededor; no había sido mi imaginación, pero ¿cómo llegó eso hasta aquí?. Acto seguido, lo recogí junto con su contenido y lo guardé en el bolsillo de mi pijama. Me disponía a salir hasta que algo me llamó la atención.

-¡La encontré, finalmen...te!- Grité desde el corazón y luego me tapé la boca al darme cuenta de que no podía hacer mucho ruido. Eran las famosas llaves, las había conseguido.

- Un momento... Estas no son las llaves, basura. - Dije al percatarme de que eran mucho más grandes y lucían estar más oxidadas.

Estaba a punto de tirarlas cuando vi lo que parecía ser una cerradura incrustada en el suelo.

-¿Cómo puede estar eso ahí? Jamás lo había notado - Dije intrigada.

La historia se vuelve a repetir y la curiosidad pudo nuevamente conmigo, tomé las llaves y las introduje en la cerradura del suelo, giré a la derecha y sentí que algo se desbloqueaba desde abajo, pero no pasó absolutamente nada.

-¿Eso fue todo? Una inútil llave y una inútil cerradura en un inútil suelo, debería estar buscando qué comer en vez de perder mi tiempo...- El suelo comenzó a abrirse lentamente provocando un gran ruido alrededor, corrí desesperadamente y cerré la puerta del sótano para evitar despertar a mis padres.

Miré, y se había formado lo que parecía ser una entrada con unos escalones, estaba totalmente impactada, era algo increíble, no sabía como reaccionar al respecto.

- Bueno, creo que ya se me quitó el hambre. - Dije con sarcasmo, aunque en realidad la situación opacó la ansiedad de comer que tenía.

Insegura y con cierto grado de miedo, bajé los escalones. No alcanzaba a distinguir absolutamente nada a mi alrededor, pasaron unos cuantos segundos hasta que escuché una voz retumbar en toda la habitación.

Sumerged (Sumergidos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora