Two.

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              "¿Te encuentras bien?"
Helena sólo se limitó a reír, mientras dirigía su mirada al suelo. Hubiera preferido una queja por lo ocurrido, aquellas palabras servían para desmoronar a los débiles y... Helena en su interior ya estaba cayendo.

Tomó una gran bocanada de aire, esperando que aquel muchacho se fuera. No pensaba hablar con un desconocido, y menos con uno como él. Tenía complexión delgada, cabellos oscuros como la noche misma, y ni hablar de el tono de su piel, era tan pálido, sus ropas eran completamente negras y esto hacía que su palidez se resalte más. Pero lo que mas le llamó la atención de este, era que sostenía un paraguas pero no lo estaba utilizando, ¿Buscaba enfermar o qué? Helena se golpeó mentalmente por ser tan curiosa al murmurar aquellas palabras.

- ¿Por qué no usas el paraguas?-Soltó como si nada, mientras juraba que podía oír la voz de su madre regañandola desde el más allá por haberle hablado a un desconocido.

- Está roto, sólo intenté abrirlo y... Seguro lo usó Namjoon.-Rió este, llamando la atención de Helena ya que aunque su boca estuviera cubierta, su risa logró escucharse claramente. Helena notó como rápidamente aquel misterioso chico se tornaba serio nuevamente, como si algo le impidiera reír. Y reinó aquello que Helena tanto detestaba, sí, reinó el silencio.

Helena estaba sin habla, sabía muy bien que ni siquiera tenía que haberle preguntado eso. No lo conocía, y tampoco le interesaban los problemas ajenos en este momento. Simplemente asintió y se volteó nuevamente comenzando a caminar, sintiendo aquella mirada sobre sus hombros, lo que le ponía los pelos de punta. Aquel nombre no podía salir de su cabeza, podía jurar haberlo escuchado alguna vez, y la curiosidad de saber quién era este comenzaba a carcomerla por dentro.



Finalmente llegó a casa, dejando sus llaves sobre la mesa. Sabía que su padre estaba allí, y que de seguro estaba pasado de copas nuevamente. A Helena dejó de preocuparle hace tiempo, ya que no importaba cuantas veces le hablara, éste hacía lo que se le daba la gana. Por lo que sólo se resignó aquel día y se encerró en su cuarto, había llorado tanto, Helena estaba completamente sola. O lo está, ya que actualmente, el problema de alcoholismo de su padre sólo seguía avanzando.

Tiró su mochila en alguna parte del pequeño cuarto que le pertenecía, para luego repetir esta acción pero con su cuerpo sobre su desgastado colchón. Sus cabellos estaban húmedos así como su ropa, y se recostó de lado, tratando de quitar de su cabeza la imagen de aquel chico que con su risa, la cautivó. 

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2018 ⏰

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