Capitulo 2

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  Inesperadamente, su mano dejó su espalda y levantó su faldamientras la otra le bajaba la ropa interior.

 El aire frío vagó sobre su traserodesnudo y ella se estremeció con anticipación. 

Su cálida palma rozó su pielpálida y sus ojos se cerraron por la exquisitez de ello. 

Sabía que iba a ser deesa manera. 

—¡Oh! —Sus párpados se abrieron de golpe cuando su mano golpeósu trasero, el chasquido de la carne golpeando carne reverberó a través dela habitación.

 Rose apenas tuvo tiempo de recuperarse de la conmoción cuandolo hizo de nuevo.

 Su mano descendió fuertemente, provocando un escozorfuerte en sus nalgas.

 Ella se quejó mientras él repetía la acción, descendiendo más y másfuerte cada vez.

 Y, aunque le dolía, su coño estaba húmedo con cadabofetada.

 Latía con cada azote y descubrió que su trasero se elevaba paraencontrar sus bofetadas.

 El Sr. Belikov varió los golpes, nunca golpeando su trasero en el mismolugar dos veces. 

Se detenía brevemente, dejando que ella esperara conansiedad y su mano se precipitaba de nuevo, con la fuerte palmadazumbando en sus oídos.

 Él la nalgueó con ardor, gruñendo ante su reacción,hasta que estuvo segura de que su parte inferior se entumecería. 

Ella chilló cuando él soltó una última bofetada punzante antes deenterrar rápidamente sus dedos entre sus muslos.

 Estaba empapada y susdedos se deslizaron en su interior con facilidad.

 Su sexo se estremeció.

 Oh,Dios, se acercaba el clímax, con el tratamiento brutal a su trasero trayéndolaangustiosamente cerca del borde.

 Su otra mano llegó detrás de ella, separando sus labios másampliamente con los dedos y, cuando ella volvió la cabeza para mirarlo, lovio admirándola.

 —Eres exquisita —murmuró mientras empujaba más profundo. 

Rose no pudo responder. 

Todo lo que ella era capaz de hacer eracorcovear de placer mientras él se hundía más y más rápido.

 —Oh, Dios.

 Un dedo rozó su clítoris, y eso fue todo, ella explotó, con su orgasmoapoderándose de su cuerpo. 

Él mantuvo los dedos allí, ordeñándola portodo lo que valía la pena hasta que ella se derrumbó sobre sus muslos.

 Aunque estaba debilitada, suspiró cuando él retiró su mano, con elolor de sus jugos llenando el aire. 

Pero recordó que aún había más por venir. 

Todo, había dicho él.

 Rose no había cuestionado a que se refería, pero sisimplemente montar sus dedos se había sentido tan bien, no podía esperary con mucha ansiedad lo que vendría después. 

Con ternura, él la ayudó a ponerse de pie, con una sonrisa vacilanteen sus labios mientras suavemente levantaba sus bragas y le daba unapalmadita cariñosa en su trasero. 

Rose se preguntó brevemente si eso era  todo, pero por el gran tamaño de su virilidad empujando contra suspantalones, no podía creerlo.

 Él atrapó su mirada y detectó el movimiento de la boca, la forma enque su lengua lamió sus labios como si mirara un bocado sabroso, y su sonrisase amplió.

Una LeccionWhere stories live. Discover now