Capítulo 2: La Decisión - Parte 02

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Me quedé observando horrorizada el suelo de la taberna, el cual ya no lucía tan limpio como antes. Más bien todo lo contrario. Había grava y arena incrustada entre las tablas, y la madera de debajo de mis pies estaba cubierta de una espesa mugre.


Por el rabillo del ojo sentí que algo se movía con cuidado, asomándose despacio por mi campo visual; no era otra que la señora escoba.


— Oh, no... — Al darse cuenta de que me había percatado de su movimiento, dejó toda discreción aparte y se puso corriendo delante de mí, brincando entusiasmada al ver que tenía algo que barrer. En cuestión de segundos, mis manos se quedaron pegadas en su mango nuevamente y me vi arrastrada sin remedio por toda la taberna— ¡D-Detente!


— Nunca pensé que vería esto —la voz de Parfait me sorprendió. El hada me miraba desde una esquina, sorprendida— La princesa está realmente barriendo.


— Yo diría que es la escoba quien barre y que la princesa solo se desplaza en contra de su voluntad —puntualizó Jurien, alarmada al ver el espectáculo que estábamos montando la señora escoba y yo.


Ambas mujeres se quedaron un rato observándome, hasta que alguien más entró en esa zona de la Marchen. Era Garlan, quien sujetaba varias cajas entre sus fornidos hombros. Parecían pesadas, aunque él ni si quiera jadeaba mientras las sostenía.


— Lady Parfait, ya han llegado tus pedidos. ¿Dónde debería ponerlos?


— Déjalos en la trastienda, por favor —pidió el hada, dedicándole una amable sonrisa— Gracias, Garlan.


Pero apenas hubo dado un par de pasos, el ex guardia se dio cuenta de que le fulminaba con mi mirada.


— ¡Tú! —grité, sobresaltándolo tanto a él como a las otras dos presentes. Garlan me miró sin entender qué había hecho mal, por lo que con mi cabeza señalé hacia sus botas— ¡Estás manchando el suelo!


— Oh, ¡lo siento! —a base de enormes zancadas, Garlan avanzó por el suelo procurando dejar el menor número posible de pisadas a su paso. Mientras barría la suciedad que él había dejado tras de sí, las mujeres retomaron su conversación.


— Esto ha sido cosa de Delora, ¿verdad? —preguntó Jurien.


— ¿De verdad es tan evidente? —dijo Parfait, preocupada.


— Tiene escrito por toda ella "diversión brujeril" —Jurien hizo las comillas con los dedos y me señaló con un gesto de la mano. Parecía que de verdad se compadecía de mí.


Al final, Parfait y Jurien me dejaron que barriese con calma y se marcharon de allí. No tenían forma de romper el encantamiento de Delora, y como sabían que en cuanto el suelo volviese a estar limpio de nuevo la escoba dejaría de forzarme a barrer, decidieron irse para estorbarme lo menos posible. Finalmente, ni una mota de polvo ni un grano de arena quedó en el suelo de la Marchen. Agotada y agradecida de que ese suplicio hubiera acabado, contemplé mi obra maestra mientras la escoba volvía a quedarse inerte.

~Cinderella Phenomenon~ IntroducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora