Capítulo II

36 0 6
                                    

Espejito, Espejito en la pared. Dime ¿Quién es la más hermosa de todo este reino?  

Cuando el rey Philipp Chiristoph Erthal la conoció por primera vez pensó que frente a él se encontraba la mujer más hermosa de todo este reino. La duquesa Claudia Elisabeth Venningen era una joven mujer de porcelana, poseedora de unos hermosas hebras doradas y de unos labios idénticos a la fresa. El rey había quedado cautivado por su belleza pero sentía que había algo más. 

-Lamento su perdida su majestad, deseo de corazón que el tiempo le ayude a superar el dolor que su difunta esposa le dejo-dijo con una voz sedosa y con una sonrisa que al rey le era tan familiar. La hermosa duquesa levanto su cabeza y su mirada se encontró con Philipp quien no presto atención a la falta de respeto por parte de la mujer de rubios cabellos pues su mirada se encontraba fija en esos bellos ojos que él creía que ya conocía.  

-¿Nos hemos conocido antes?-pregunto en un tono que no era digno de un rey, todos los presentes se encontraban asombrados pues era la primera vez que lo veían de esa forma desde que había asumido el trono. La duquesa arqueo una ceja y respondió: 

-Tal vez en un sueño- 

El hombre entonces recordó sus días de niñez cuando era tan solo un niño jugando a ser un príncipe azul y la sonrisa boba pinto su rostro con tanta dulzura.    

El rey Philipp Chiristoph Erthal tuvo nupcias con la duquesa Claudia Elisabeth Venningen tres meses después de conocerse. En su luna de miel el rey obsequio a la ahora reina con un precioso espejo de cuerpo completo.

-Este espejo pertenecía a mi madre-dijo el rey en el oído de su hermosa esposa, detrás de ella mientras abrazaba su pequeña cintura-Ella una vez fue la mujer más hermosa de todo este reino y mi padre se lo obsequio por ese motivo. Tu mi reina eres la mujer más hermosa de todo este reino. Ninguna mujer podría compararse con el brillo que muestran tus ojos y mucho menos con tu suave sonrisa que para mi son mi alegría. Eres la mujer más hermosa y por eso te obsequio este humilde espejo- 

La mujer de hebra dorados sonrió suavemente admirando lo que el espejo mostraba, esa sonrisa era muy inusual en ella y también era la misma sonrisa que mostró cuando conoció al rey. Su sonrisa creció y con una voz juguetona dijo: 

-Espejito, Espejito en la pared. Dime ¿Quién es la mujer más hermosa de todo este reino?- 

-¿Qué haces?-pregunto con una sonrisa burlona en su rostro el monarca pero se suavizo cuando vio como la sonrisa de su esposa desaparecía. Le preocupo el hecho de que a ella no le hubiera gustado el obsequio y cuando estaba por decir algo, ella se dio vuelta y con su brazos le rodeo el cuello. 

-Muchas gracias-

Y después le dio un tímido beso que el monarca correspondió, cuando se separaron, el rey le pregunto: 

-¿Qué te dijo el espejo?- 

La reina mostró una sonrisa burlona correspondiendo al tono burlón de su esposo. 

-Me dijo Usted su majestad. No hay mujer que se compare con su belleza. Sin duda usted es la mujer más hermosa de todo este reino



-¿Dónde se habrá metido esa cría?-pregunto la reina con el ceño fruncido al espejo aunque sabía que este no le respondería. Claudia se encontraba molesta pero también se encontraba preocupada por su querida hijastra. Cuando la mando a llamar por medio de los sirvientes, estos le habían dicho que no se encontraba en el cuarto y había ordenado que buscaran en cada parte del castillo pero cuando estos le informaron que no estaba, sintió que estaba de preocupación. ¿La habrán secuestrado? 

Estaba a punto de dar una nueva orden cuando su esposo le había informado que la princesa María había decidido escaparse del castillo para poder dar un paseo en soledad. Fue en ese momento que su preocupación se había disfrazado en enojo, enojo contra su esposo, enojo contra su hijastra y enojo contra aquella princesa española, pues estaba segura que ella era la culpable de la escapada de su hijastra. 

-No creo que el espejo te responda-dijo la sonrisa burlona de su esposo apoyado en el marco de la puerta con una postura que no era digna de un rey. 

-¡Calle!-gruño Claudia para después dirigirle una mirada indiferente-¿Cómo es que no se ve preocupado su majestad?-

-Claudia, amor mío, María ya no es una niña-fue la simple respuesta del hombre ocasionando que su esposa rodara los ojos-Vamos amor, deja de preocuparte y deja de contemplar tu belleza. Mejor bajemos a degustar del desayuno-         

-De acuerdo-arrastro las palabras mientras se acercaba a su esposo y cuando estuvo frente a él dijo-Pero le daré un castigo-

-¿Qué castigo será, mi reina?- 

-¡Haré que haga el trabajo de las sirvientas por toda una semana con un simple cepillo!-

El rey le dirigió a su esposa una mirada incrédula y después de darle un dulce beso dijo: 

-Oh amor mío, eres una reina malvada-      

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 02, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La Verdadera Historia de Blanca NievesWhere stories live. Discover now