0. Prólogo

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Sus labios habían perdido hasta el menor rastro de aquella sonrisa tan habitual en ella, sus mejillas, usualmente sonrosadas, estaban cubiertas de polvo y lágrimas secas y sus ojos, antaño llenos de resplandor y dulzura, ahora contemplaban aterrorizados el pestillo a punto de ceder ante las embestidas de su perseguidor. Podía oír retumbando en su corazón los golpes incesantes contra la puerta del baño. Estaba arrinconada, sentada entre la pared y el retrete con los pies haciendo presión contra la puerta, tratando de impedir que la abriese aquél joven al que una vez llamó su amigo y que ahora amenazaba con acabar con su vida. Sus ojos buscaban desesperados cualquier forma posible de huir, de escapar de ese infierno en el que se había metido. Clonk. El pestillo cedió cayendo al suelo con un suave tintineo, ya no tenía escapatoria. Cerró los ojos con fuerza y enterró la cabeza entre sus rodillas, tal vez con la esperanza de que eso fuese a protegerla de lo que se avecinaba.

– ¡Basta por favor! ¡Yo no he sido! ¡Yo no he hecho nada! – A medida que el muchacho se acercaba a ella su voz se fue tornando cada vez más débil y ahogada – No he hecho nada malo... Por favor... tienes que creerme... lo siento...

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