Mi padre se muere, eso es lo que han dicho los médicos. Cualquier respiración podría ser la última, y la verdad... no me importa. No es que él haya sido un hombre malo, no me malinterpretéis, es que simplemente, supongo que yo nunca he sido una niña muy buena.
Ahora mismo estamos en el hospital mi madre, mi hermana pequeña y yo. Nos acaban de comunicar la, nada sorprendente, noticia. No nos sorprendente a nosotras, por supuesto, a mi padre ha tenido que sentar como una patada en los mismísimos. Ese hombre, que a pesar de toda la mierda que se a metido a lo largo de su vida, de las decenas de ataques que le han dado, o simplemente, de los pañuelos que a llenado de sangre a causa de sus cada vez más insoportables ataques de tos, ese hombre ingenuo y siempre optimista, se pensaría que iba a vivir eternamente.
-Laura, quédate con tu hermana un momento, voy a entrar a ver a tu padre.- Dijo mi madre levantándose y dirigiéndose hacia la habitación sin si quiera darme opción a réplica.
-¿Vamos a tardar mucho?.- Le dije alzando la voz antes de que desapareciera de mi vista.- He quedado.
Ella se giró sobre sus talones con una mirada fulminante.
-¡Tú no has quedado en nada! Tú te quedas aquí hasta que yo te de permiso para irte a la casa a dormir.
En cuanto desaparece de mi vista la llamo en voz baja por su nombre...
-Puta.- Miro a Claudia para asegurarme de que no me haya oído. Y no lo ha hecho, está entretenida con su libro de colorear.
Pasa el tiempo... Y más tiempo... Y me muero del asco. ¡Qué aburrimiento!
Empiezo a oír ruidos dentro de la habitación. Es mi madre que grita alterada, como siempre, la verdad. Esa mujer tiene pólvora en las venas, pero digo yo que sería un detalle por su parte el darle un respiro a mi padre en sus últimos momento de vida... vamos, digo yo.
Me acerco a la puerta, para entretenerme más que nada. Quizás consiga entender algo, pero justo en ese momento sale mi madre sulfurada y chillando.
-¡Ni lo sueñes! ¿Te has enterado? ¡Es que ni loca llamo yo a nadie porque a ti te haya dado ahora el remordimiento en el lecho de muerte!.- Me mira y cogiendo a Claudia del brazo nos chilla a ambas.- Vámonos.
Ella se aleja y yo simplemente la ignoro, metiéndome en la habitación y cerrando la puerta. No creo que vuelva, está acostumbrada a que pase de sus órdenes.
Mi padre se tapa la casa y solloza postrado en la cama. Cuando se da cuenta de que estoy ahí se limpia la cara y los mocos con la manga del pijama, al tiempo en que alarga una mano hacia mí para que me acerque.
Su aspecto es nauseabundo y apenas puedo disimular la expresión de asco en mi cara. Aún así me acerco, aunque sin cogerlo de la mano, y me siento a su lado.
-¿Qué pasa?.- Él y yo nunca hemos tenido mucha confianza, siempre me a parecido un personaje sin orgullo ni interés. Pero en este momento, en este preciso instante si veo algo interesante en mi padre.
Veo la muerte en sus ojos. Es cierto, va a morir, y muy pronto. Creía que esas cosas solo eran chorradas románticas de las películas, pero no. Tiene unas facciones, una expresión y una mirada diferentes. Ni si quiera parece mi padre sino una copia mucho más demacrada y espeluznante de él.
-Laura, mi niña.- Gimotea, al tiempo que me acaricia el brazo. Siento un escalofrío.- ¿Te he dicho alguna vez cuanto te quiero?.- Dice al fin entre sollozos.
-Si papá, me lo has dicho.- Respondo rápido, esperando que no me preguntase si yo también lo quiero.
-¿Claudia esta fuera?.- Señalando a la puerta.
-No, mi madre se la acaba de llevar.
-Me gustaría despedirme de todos.- Dijo al fin, cabizbajo y reflexivo.- ¿Tú me harías ese favor?.- Me agarra de una mano y mirándome a los ojos continúa.- Por favor Laura, no puedo irme de este mundo con este peso en mi conciencia.- Una lagrima desborda y rueda por su mejilla surcada de arrugas. Él besa mi mano.
-¿Qué es lo que quieres?.- Me intereso al fin.
No, si va a resultar que mi padre tienes secretos y todo.
-Cuando conocí a a tu madre yo estaba con otra mujer...
-¡Vaya, esto si que es bueno!.- Rio al fin.- ¿Vas a contarme que tengo algún hermano secreto o algo así?
Él me mira muy serio y asiente al fin.
-Eso es justo lo que quiero contarte.- Me quedo atónita. Esto si que no me lo esperaba.- Quiero que lo busques y lo traigas. Hace años que no lo veo, quizás no se acuerde de mí, pero quiero decirle, y que sepa, que yo no me olvidé de él, que siempre lo tuve presente...
-Pero...- No tengo idea de qué preguntar primero, así que escojo un par al azar.- ¿Quién es? ¿Cómo se llama?
-Se llama Pau, y si me traes mi agenda te diré como puedes localizarlo.
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El hijo de Eva (So Deep)
RomancePau es un joven encantador, inteligente, comprometido... Todo lo que una madre podría desear. Eva es una mujer amable y cándida, incapaz de concebir hijos, y que, viéndose atrapada en un matrimonio asfixiante, decidió recurrir a la adopción como...