Capitulo 6

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POV Jack

Luego de dejar a Blake en su cuarto me concentré en querer ir al salón y seguí por el pasillo esperando llegar. Me sentía furioso ante la actitud de Blake, no entendía nada de lo que había sufrido, por esa razón lo dejé esperando sólo la llegada de Hans, ignorando la advertencia del consejo. Ellos tenían la sospecha de que Hans era un traidor ¡que estupidez!

Hans había luchado contra los ángeles desde el momento en que se unió a nuestras filas, era absurdo desconfiar de él.

-¿No deberías estar cuidando a tu amiguito?-la voz de Noa me sacó de mis pensamientos.

Al voltearme me encontré con el "buen" Noa. Era muy alto, de uno noventa aproximadamente, cabello desordenado, que demostraba su falta de interés por como le veían los demás, nariz recta y de complexión atlética; y todo eso culminaba con unos ojos penetrantes y fríos, pertenecientes a quién ha vivido muchas batallas.

-No soy su ñiñera, además Hans es de fiar-respondí sentándome en el sofa.

-Aún así, no deberías ignorar la orden de los príncipes-respondió sentándose frente a Jack.

-¿Acaso tú también desconfías de Hans?-pregunté frunciendo el ceño.

-Claro que no, Hans me salvó la vida dos veces con sus runas. Solo digo que deberías cumplir con la orden que te encomendaron-respondió estirando la mano para agarrar un libro.

Lo medité un minuto, no creía que Hans fuese un traidor pero lo que Noa decía era cierto. Si los del consejo se enteraban que no estaba cumpliendo con su orden, se encargarían de castigarlo personalmente.

-Supongo que debo ir a ver cómo se encuentra Blake-comenté mientras me levantaba.

-No te esfuerces, ya no están en la casa-respondió Jorge, uno de los demonios más fuertes, debajo de los príncipes por supuesto.

Era alto, de uno ochenta más o menos, cabello negro y lacio, ojos oscuros, casi negros, nariz recta, sonrisa maliciosa, con unos dientes muy afilados, y con una actitud bastante misteriosa. Sus músculos estaban increíblemente desarrollados, como si fuese al gimnasio todos los días.

-¿A qué te refieres?-pregunté colocandome enfrente suyo.
-Exactamente lo que oíste, ya no se encuentra en la casa-respondió acercándose a la estantería y extrayendo el libro de Isabel Allende, La Ciudad De Las Bestias.

-Eso es imposible, acabo de dejarlo esperando a Hans hace apenas unos minutos-suelto acercándome bruscamente a Jorge.

-Se ve que no te has dado cuenta-respondió suspirando.

-¿Cuenta de qué?-pregunté harto del aire misterioso que lo rodeaba.

-¿No se te hacen raras las órdenes de los príncipes del infierno, teniendo en cuenta nuestra situación?-soltó impasible.

Era extraño si lo pensaba demasiado, ¿pero quién era él para cuestionar las órdenes de los más poderosos demonios?

-¿Qué tienen ellos que ver con esto?-respondí impaciente.
-Deberías usar tu cabeza para algo más que llevar pelo. El consejo decidió realizarle una prueba a Hans, analizando sus acciones en una situación peligrosa, por lo que tú no podías intervenir en la prueba. Amon y Asmodeo trabajaron juntos para poder afectar el entorno temporal en el que te encontrabas con el fin de que no interfirieras en la prueba.

"En otras palabras, tu percepción del tiempo fue afectada por esos demonios; para tí fueron tan solo unos minutos pero para los demas habran pasado horas. No puedo decirte exactamente cuántas porque desconozco el momento desde el cuál fuiste afectado por el sistema de defensa. Pero eso te enseñará a fortalecer tus sentidos"

Demonio: El comienzo del fin(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora