Eres Mi Canela ©

Tú y nadie más

Había un leve toque a canela...
    ...Abrí los ojos y tú eras mi canela.

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Los rayos del sol se filtraban por las cortinas... Lo sabia porque no me dejaban dormir.

Sin embargo, había algo más...

¿Qué era aquel olor?

¿Canela?

Fruncí el ceño debido a la molestia. No podia pretender dormir más, porque los rayos me podían.

Lentamente abrí los ojos y entonces...

—Buenos días, dormilona.

Al oírlo me quedé aturdida por un momento, pero, tras un par de segundos, recordé qué había sucedido.

Cierto... Anoche...

Lo miré nuevamente y me tapé con la sábana hasta la cara.

Rió.

Tomó mi manta y pude sentir su cuerpo acercándose más a mí. Bajó la manta y acarició mi mejilla.

—¿Sabes? No te lo había dicho, pero...—empezó a hacer círculos en mi frente—... Tus pecas son como pequeñas chispas de chocolate.
—¿Qué?

Sonrió y negó con la cabeza.

—Trato de ser romántico. Dame puntos por eso, que me costó.

Enarqué una ceja para luego sonreír...

—Conque romántico...—tomé su mano de mi mejilla y las entrelacé—Entonces...

Me acerqué a su pecho y oculté mi rostro en su cuello. Sonreí y él rió.

—¿Qué haces?—rió—. Me haces cosquillas.

Le di un pequeño beso

—Hueles a canela.—me separé y lo miré—. Creo que yo he ganado la contienda de romanticismo.
—¡Ah sí!—se abalanzó sobre mí y yo reí por las cosquillas que me hacía—Eres...—acercó su rostro al mío—...una tramposa.

Jadeé y con dificultad-debido a mi aturdimiento en el país de sus ojos-dije...

—¿Ah...sí? Pero...—sonreí—...te gané.

Sonrió y cortó toda distancia, solo quedando nuestros labios rozándose.

—Solo tú puedes ganarme...Tú y nadie más.