Propuesta

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"Las mejores oportunidades suelen ser las que se presentan en los momentos más inesperados."


Mordía mi labio inferior con fuerza mientras caminaba paso por paso hacia el centro del escenario. Me preguntaba si se podría tener mal de Parkinson en las piernas, pues mis rodillas temblequeaban como si fueran de flan. Cuando mis botas finalmente tocaron esa cruz pintada en el suelo me detuve y lentamente elevé la vista. La intensidad de las luces enfocándome me azoró por un momento. ¿Necesitaban ser tan brillantes? Entonces mis ojos se posaron en el público. Error... no debí hacer eso. A través de la máscara que llevaba puesta logré ver a cientos de ojos contemplándome con atención. Tragué con fuerza. Pero los que más intimidaban eran los ojos del jurado, quienes estaban a tan solo unos metros de mí.

Esas tres personas estaban ubicadas tras una larga mesa, cada uno con sus respectivos micrófonos. Su mirada reflejaba aburrimiento, era obvio que sólo esperaban que el show acabase. No pude evitar centrarme en uno de ellos, el más joven: TOP.

BUM-BUM-BUM-BUM-BUM...

Genial. Aún no había comenzado y mi tonto corazón ya estaba retumbando. Quizás no había sido buena idea presentarme. Debería haber huido cuando tuve la oportunidad. ¡TaeYang tenía la culpa! ¿Se vería muy patético salir corriendo justo ahora?

Esas personas seguían mirándome. Parecía que esperaban alguna cosa, ¿pero qué? De repente lo comprendí. En un santiamén mi cuerpo se inclinó para realizar una torpe reverencia. Me pregunté si se había visto tan rígida como me sentía... rogaba a los cielos que no.

Toda esa situación era realmente extraña para mí. Si una semana atrás algún adivino me hubiese dicho que saldría a escondidas de mi madre y me colocaría una máscara para participar en un Show televisivo, con certeza me habría reído. Y sin embargo ahí estaba yo, parado encima del escenario y rezando porque mis rodillas dejaran de chocar entre sí. Y lo mejor o peor de todo era que TOP, mi mayor ídolo, tenía sus oscuras e intensas orbes clavadas en mí. No, definitivamente no lo habría creído.

Podría decir que mi vida había comenzado a cambiar la tarde anterior, pero la realidad era que mis monótonos días ya habían sufrido una sacudida hace una semana, más exactamente el día en que él cruzo la puerta del salón por primera vez. Aún podía recordarlo...

Era un lunes. Me encontraba en la clase de Lengua y Literatura, esperando que la profesora llegara. A mi alrededor sólo se oía el murmullo de las voces entusiasmadas de mis compañeros. Suspire con aburrimiento y de forma distraída empecé a realizar garabatos en la esquina de mi cuaderno. Unos minutos más pasaron cuando la profesora ingresó con una sonrisa extraña en el rostro.

-Atención jóvenes -El alumnado se acomodó en sus asientos-. Tengo una grata noticia para ustedes. Antes que nada, debo pedirles que no se exalten, especialmente a las señoritas -Dedicó una mirada de advertencia a las mujeres, quienes parecían perplejas-. El preceptor Cho me acaba de informar que un nuevo alumno se unirá a esta clase, y esta persona es algo... -Parecía buscar la palabra correcta-... especial.

Si lo que la profesora Lee estaba buscando era la atención de los estudiantes, entonces lo había logrado. De refilón podía notar que todos tenían sus ojos puestos en ella, a la espera de saber quién era ese "nuevo" tan especial. Incluso el grupito de Yunho, que se la pasaba cuchicheando y riendo, estaba callado. Por mi parte, continuaba haciendo garabatos: un círculo, otro círculo, una carita, una estrella, otro círculo...

-Debo pedirles a todos que sean amables con él, especialmente a los viejos alumnos de la institución -continuó la mujer-. Sería una buena idea que alguno se ofreciera para mostrarle el establecimiento, de forma que pueda familiarizarse con rapidez... bien, creo que eso es todo.

Bajo la MáscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora