anoche comí tres hígados congelados
tres, no cuatro
a la mañana me desperté con sueño
me sentía cansada
exhausta
comer hígados congelados hacen malel estómago no se quejó hasta el mediodía
mientras me bajaba una milanesa con queso
un pequeñito
pequeño malestar apareció
eructossalían sin parar, se convertían en burbujas amarillas
mamá gritaba
no estaba acostumbrada a los eructos amarillos
eructos con sabor a sangre
la sangre brotaba de las burbujas de eructos
pum plim pamexplotaban todos
ellos no los veían
cuando explotó el primero todo se puso amarillo, cambió a naranja, hasta quedar en rojo
tenía pigmentos de sangre microscópicos en los ojos
ya olvidé que era versangre sangre
no podía parar de eructar
el aire me faltaba los pulmones me dolían
acaso lo que tenía eran pulmones?
ya no podía ver nada más que sangrelos eructos adquirían velocidad
ya no podía escuchar los gritos,
explotaban dentro míomi boca era muy pequeña para aquel frenesí
imaginé mi muerte por eructos
creo que incluso me alegrécuando los eructos pararon
ya no pertenecía
ya nadie me reconocía, ni yo misma lo hacía
era una extraña en un cuerpo conocido