OCHO

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Nos alejamos porque así lo pediste. No me negué porque sabía que eso era lo correcto.  Dolería más si permanecíamos juntos.

Por un tiempo no supiste nada de mí ni yo de tí, sin embargo yo no era la favorita del destino y decidió ponernos frente a frente.

Mi trabajo consistía en atender la mesa que tú y tu prometida acupaban, mordí mis labios para no soltar cuánto te extrañaba y tus ojos llenos de dolor me dijeron que tú también a mí.

Aunque ya no tenía derecho a pedirte nada lo hice, en silencio, claro.
Pedí una vez más que me eligieras por sobre de ella. Me conocías tan bien que seguro sabrías cuál era mi deseo.

En toda la noche mi corazón se rompió poquito a poquito, cuando la escuché reir sin ninguna limitación, cuando te sonrió y conversó contigo abiertamente, pero el momento culminate fue cuando te besó frente a mí. Mis esperanzas de que te levantaras y profirieras tu amor por mí se fueron cuando ustedes lo hicieron.
Salieron del restaurant y los paparazzis atacaron sus rostros con los flashes de las camaras y ella presumió su anillo de conpromiso. Yo volví a mi trabajo con una sonrisa que en la noche se convertiría en un mar de lágrimas.

Pídeme un deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora