Patrick

701 72 3
                                    

Las cosas eran diferentes ahora, la escuela entera había cambiado después del intento de suicidio de Alex. Era muy extraño que las mismas personas que solían mirarte mal, murmurar cosas feas sobre ti o simplemente te ignoraban ahora te sonreían y saludaban como si nada.

Al principio me molestó, eran unos hipócritas que al sentir remordimiento quisieron enmendar su error. Pero ahora lo entiendo, ellos también eran víctimas de Leslie, tenían miedo igual que nosotros.

La misma Leslie cambió de repente disculpándose con cada uno de nosotros en diferentes ocasiones. La vez que se acercó a mi para pedirme disculpas tuve mucho miedo de que algo malo pasara y todo fuera una trampa, pero cuando vi sus lágrimas me sentí mal por ella.

- Está bien. - le dije sujetando con fuerza mi mochila mirando entre los pasillos de la escuela que nadie más nos miraba.

- Enserio lo lamento. - repitió por más de diez veces. - Me siento como un monstruo.

- Tranquila, Alex está bien, los cinco estamos mejor. - quise animarla y acabar con esta conversación lo antes posible.

- Si hay algo que pueda hacer por ti, dímelo. - pidió ella secando sus lágrimas.

- Gracias.

Comencé a caminar hacia el comedor donde sabía que estaban mis amigos, pero sentí junto a mí a Leslie con la mirada baja. Decidí ignorarla, pero su intensa mirada sobre mí me hacía sentir incómodo.

- ¿Cómo es que estas tan delgado? - preguntó curiosa.

Mi cuerpo no era un tema que me gustaste hablar con desconocidos, aún seguía en proceso de recuperación y verme así de mal me provocaba náuseas.

- Estoy enfermo. - le digo después de unos segundos. Aun me costaba decirlo en voz alta y aceptar la realidad.

Su cara se llena de sorpresa y me examina de pies a cabeza una vez más.

- No te vez enfermo. - dice rápidamente. - ¿Estas bien?

Suspiro fastidiado y asiento en silencio, puedo verla esperar una respuesta así que me detengo antes de entrar en el comedor. Luce curiosa, se muestra en extremo interesada en no culminar esta conversación y por más que ella se haya disculpado, es difícil borrar todo desde cero.

- Estoy recuperándome porque sufrí de anorexia. - le digo sin titubear. - Ahora tengo una dieta mejor, voy al médico y estoy mejorando. Yo...

- ¿Por qué? - preguntó confundida interrumpiéndome. - ¿Por qué tuviste anorexia? ¿No te gusta tu cuerpo?

Su pregunta me sacó de balance, no le había dicho a nadie mis verdaderos motivos. Simplemente no había hablado de eso con nadie que no fuera Holly y el medico que me atendió.

- No lo sé, solo no me gusta cómo me veo. - admito mirándome de reojo. - Las personas decían cosas malas sobre mí.

- Pero si te ves increíble, siempre envidié tu figura, es muy raro que un chico tenga ese cuerpo. - dijo ella mirando mi pecho. - Te ves incluso muy lindo

Mis mejillas ardieron entonces acalorándome, miré al suelo ocultando mi vista de la de ella y buscando acabar con este tema de una buena vez.

- G-Gracias... - susurré apenado. - Pero no está bien actuar como lo hice. No es sano.

- Entiendo. - asegura apenada mirándome de reojo.

- ... - esperé a que ella se marchara, comenzando a sentirme terriblemente incómodo.

- Bueno, creo que te dejaré tranquilo para que comas. - dice ahora también nerviosa. - Hasta luego, Patrick.

- Hasta luego. - me despido de ella y camino a paso rápido hasta la mesa donde mis amigos y un par de chicos nuevos se ponen a comer cómodamente.

- ¡Hola! - me saluda Holly mirándome, junto con Alex, que come desesperadamente un gran pedazo de pastel de chocolate.

- ¿Todo bien? - pregunta Adrien cauteloso.

- Si... todo bien.

...

Cuando llego a mi casa mis padres están en la mesa, hablando junto a mi hermano mayor sobre sus trabajos. En silencio beso la mejilla de mis padres y golpeo levemente el hombro de mi hermano al sentarme junto a él.

- ¿Cómo te fue Pat? - me pregunta mi hermano mirándome mientras come de su carne.

- Todo bien, normal. - aseguro viendo como mamá coloca un plato de comida frente a mí.

Poco después ella se coloca detrás de mí y me mira contemplar dudoso mi plato.

- Come más, cariño. - me besa mamá la cabeza. - Mi amiga dijo el otro día que te ve muy flaco, tu antes jugabas mucho y comenzaste a tener músculos. ¿Qué te pasa ahora?

- Estoy bien así ma. - me quejo fastidiado de la misma conversación siempre.

- Tal vez deberías ir al gym. - sugiere mi padre mirando el televisor con el partido de futbol de su equipo favorito.

- No creo que sea necesario. - digo molesto.

Cuando por fin reina el silencio y puedo descansar de escuchar sus comentarios hacia mi físico, miro mi plato y siento nauseas, el impulso que tengo es levantarme y decirles que no me ha dado hambre e irme a mi cuarto, pero me obligo a mí mismo a comer una cucharada.

Con mucho esfuerzo como otra y luego otra, así hasta que estoy por terminar mi comida. Me siento muy lleno, hace tanto que no comía bien.

El remordimiento comienza a crecer dentro de mí y las palabras hirientes de los chicos que solían insultarme vuelan por mi cabeza. "gordo" "obeso virgen" "lonjas" "lechugota" todo eso hasta que cierro los ojos con fuerza dando un último bocado de la comida.

Respiro masticando y saboreando la carne que antes solía comerme de una sola mordida. Suspiro victorioso al ver que pude acabar mi plato de nuevo, veo a mamá sonreírme, como si se sintiera igual que yo de bien al verme terminar mi comida. Se que ella se preocupaba por mi mala alimentación y me alegra saber que ahora todo comienza a ser como antes.

Miro junto a mi familia la televisión antes de subir a mi cuarto a hacer la tarea, dejo mi mochila en mi cama y saco de ella una pequeña nota pegada a mi cuaderno de español.

"Hola Patrick"

Me parece demasiado extraño aquello así que decido abrirla para continuar.

"Solo quería recordarte lo importante que eres para nosotros, no sé qué haríamos sin ti.

Este es un pequeño recordatorio para ti, de lo fuerte que eres. Sé muy bien que no es nada fácil, el que me hayas dicho sobre tu problema y aceptaras ayuda, demuestra que quieres salir adelante y me alegra de todo corazón que lo estés logrando.

Creo en ti, en que vas a lograr recuperar tu vida y que, con el paso del tiempo, esto será solo una experiencia más que te ayudará a compartir con personas que lleguen a atravesar algo similar.

Te quiero mucho, pequeño peliverde 💚

Quiero que recuerdes siempre que estaré aquí para ti.

Con cariño.

Holly."

Sonrío ante su pequeño gesto tan único de ella y no puedo evitar derramar un par de lágrimas de felicidad. Esa niña ha sido de las cosas más buenas que pudieron pasarme y estoy agradecido de tenerla.

Tomo mi teléfono y busco su contacto para llamarle, al segundo timbrazo suena y su dulce voz se escucha alegre por mi llamada.

- ¡Hola Patrick! - saluda alegre.

- Gracias Holly. - digo sinceramente. - Muchas gracias por todo...

💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚

Notas SuicidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora