Narrador Omnipresente
El amor, es tan poderoso que los seres humanos harían lo que fuera por él con tal de protegerlo.
Se dice que Tafit —el dios de la guerra—se enamoró de una humana en el reino Irsan pero su amor era prohibido, ya que el siendo un dios era inmortal y ella siendo una mortal jamás podría estar junto a él. Puesto que el reino Dal—el lugar donde viven los dioses—se encontraba en la luna.
Todo comenzó el día en que Tafit desobedecio a la madre luna, el sentía curiosidad por los humanos pero los dioses tenían prohibido entrometerse en la vida de los mortales.
Como tenía prohibido que los humanos lo vieran, el solo los observaba de lejos. Mirando como sus vidas mortales se iban en un pestañar.
Un día, tafit estaba en el bosque descansando sobre las ramas de un gran árbol, de repente escucho el cantar de una joven. Curioso comenzó a buscar a la dueña de aquella angelical voz, y ahí estaba ella, una joven con cabello dorado y unos ojos plateados como la luna que podian cautivar el alma de quien los admirase.
El dios nunca antes había sentido la necesidad de acercarse a los humanos pero ella era diferente, sentía una atracción insoportable, quería estar cerca de ella pero sabía que era imposible.
¿Era esto lo que llaman los humanos, amor a primera vista?—se preguntó el dios.Tafit decidió amarla sin que ella supiera de él, tal vez no podían estar juntos pero eso no impedía que le importara su seguridad, y en una promesa silenciosa se dijo a sí mismo que velaría por ella hasta el final de su vida mortal.
Cada día, bajaba de la luna solo para poder verla a la distancia, pero un día en el bosque vio como era apuñalada en un costado de su abdomen.
El dolor y la desesperación de llegar a perderle era tan grande que sin darse cuenta tenia del cuello al humano que se atrevió a herirla. Quería arrancarle los brazos y condenarlo a no poder reencarnar, pero no podía perder el tiempo mientras escuchaba como se le iba la vida a su amada, noqueó al humano y se dirigió a ella pero era demasiado tarde para curar la herida.
La única forma de salvar su vida era dándole un poco de su energía vital, así que sin pensarlo mucho juntó sus palmas y recitó palabras antiguas.
—tha a 'ghealach cliùiteach a thug m' athair dhuinn a 'toirt cothrom dha beatha a thoirt dhi an àite mo mhiann.
Un resplandor comenzó a salir de sus manos, los arboles comenzaron a mecerse ya que el viento se intensificó, los animales se escondían al mismo tiempo que las criaturas que vivían ahí, temiendo del dios.
Todo dejó de moverse y solo quedó un sepulcral silencio.
El tiempo se había congelado.
Tafit abrió las manos y en ellas se encontraba una esfera de luz, tan brillante que radiaba calor como el mismo sol, y puso la esfera en su boca sintiendo la calidad de ella.
Se acercó a la humana poniendo el cuerpo de ella en su regazo, y tomando su cabeza la llevo hasta sus labios. Sellando el pacto en un beso en el cual le devolvía la vida.
El tiempo volvió a ser el mismo y el viento se calmó, y solo cuando los latidos del corazón de la humana volvían a tener fuerza la dejó de besar. La tomó en brazos y la llevó lejos de aquel lugar que le recordaba que casi la perdía para siempre, además tenía que alejarla de aquel humano que intentó acabar con su vida.
La llevó a una pradera llena de hermosos lirios blancos, la recostó entre las flores y admiró su belleza. Cabello dorado que le llegaba debajo de la cintura, piel tersa e inmaculada, largas pestañas y labios del color de las rosas. Era hermosa.
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Destino ©
FantasyCuando Riney tenía 6 años perdió sus recuerdos sobre quien era. Once años después, descubre que tal vez no sea una coincidencia todo lo que ha vivido. ¿Sera cierto lo que dicen? Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca. ¿Luchara con...