Dos regalos alemanes

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Nuestra historia comienza en el año 1900, década arriba, década abajo. En una pequeña isla de leñadores de la profunda Rusia, donde Hertrudis y su hijo de 6 años Rombo gobiernan con puño de hierro, hasta que llega el verano y todos los ocupantes de Vodkaska realizan su viaje anual a las calientes playas caribeñas.

-Madre, quedan dos días para que sea verano.

-Da, pequeño- contesta la madre mientras parte 8 nueces con el sobaco- al fin podremos arreglar el tejado de la casa, ya me estoy hartando de sacar la nieve cada mañana.

De repente una estrepitosa sirena empieza a sonar.

-¡Nos atacan! Todos a cubierto- gritaba un pequeño campesino mientras corría tapando su cabeza con papel de periódico.

-Habrá que dejar el tejado para otra ocasión ¡Rombo! Prepara a "Pistolita", que tenemos trabajo- dice la madre mientras afila un puñal con sus dientes.

En ese momento el pequeño Rombo abre las puertas de una nave industrial y empuja un cañón antiaéreo de unas tres toneladas y 5 metros de altura, en el que se puede leer una inscripción: "Pistolita".

-Van a ver esos alemanes como nos las gastamos por aquí-dijo Rombo mientras cargaba unos obuses tamaño jumbo.

En ese mismo instante las compuertas de los aviones que sobrevolaban la pequeña isla se abrieron y dejaron caer "un regalito" para los habitantes.

Dos grandes paracaídas descendían suavemente através del cielo y tocaron tierra con la misma delicadeza.

-No hay peligro, salid todos- ordenó Hertrudis .

Los 33 habitantes asomaron la cabeza, cada cual desde un escondite diferente y se acercaron con suma cautela a los paquetes. Los cuales se abrieron de golpe y dejaron salir un escuadrón de 10 soldados armados hasta los dientes .

-Son mios-dijo Rombo

Con 10 precisos golpes dejó al grupo de soldados preparados a conciencia a la altura del betún.

- Bien hecho hijo, ahora vete a buscar unas tablas, que ese tejado no va a arreglarse solo.

Mientras tanto uno de los militares abatidos se levantó suplicando clemencia, con las manos detrás de la nuca y la voz temblorosa.

Tras una breve conversación entre los puños de Rombo y el soldado, este volvió a caer rendido en el suelo.

Al despertarse se encontró atado en una minúscula habitación. En la cual rápidamente entró Hertrudis.
Su presencia allí hacia que aquel cuarto pareciera incluso más pequeño de lo que ya era.

- Yo hago las preguntas y tu contestas ¿Quedó claro?

El soldado asintió.

-¡Que si quedó claro he dicho!

-Si señora- contestó el hombre entre temblores.

-Bien, pues empecemos.¿Quién te envía?¿Cuál es tu nombre?¿Qué buscas aquí?¿Estas soltero?

Al oír esta última pregunta el soldado la observó sorprendido, se podía ver en los ojos de Hertrudis que había encontrado un "padre" para Rombo.

-¿Me vas a contestar hoy o esperamos a mañana?

-¿Esperamos?

-Vale, hasta mañana- dijo Hertrudis mientras cerraba la puerta tras de ella

A esto el soldado respiró aliviado, pero de repente Rombo entró en la habitación y no parecía especialmente simpático.

-Hola otra vez soldadito, vengo a jugar contigo un ratito.

Tras unos tres minutos y algún que otro segundo Rombo salio satisfecho de aquella habitación y fué a contarle a su madre lo que había averiguado

-Se presenta el sargentin Rombo, traigo noticias de nuestro prisionero

-Déjate de paripés y vete al grano, ¿Esta soltero?

-Eso no lo sé, pero lo que si sé es que: envían los Alemanes, vino a la isla buscando conquistarla, se llama Alfred, su DNI es ******** y vive en la calle frankfurt 13 con su mujer y sus seis hijos.

-¿Te lo ha dicho todo por las buenas?

-Después de todo el vodka que le he hecho beber lo raro es que no me haya dicho sus 48 apellidos alemanes.

-Jajaja- rió la madre- bien hecho hijo, veamos que más tiene que contarnos nuestro amigo Adolf.

-Alfred

-¿Cómo dices?

-Se llama Alfred

-Pues lo que yo dije.

World War 0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora