Mientras los soldados avanzaban hacia el joven Rombo, este solo podía pensar en una cosa.
-Tengo siete balas para treinta tíos- se repetía a cada paso que daba hacia el pelotón- me gustan los desafíos, pero esto es demasiado.
El grupo de soldados y el valiente muchacho, se acercaban el uno al otro, como dos imanes que se atraen, ambos avanzaban con paso firme, sin miedo alguno, como si fueran dos trenes en la misma vía, a punto de chocar.
-Alto ahí, no dé un solo paso más- gritó uno de los soldados.
El joven seguía avanzando con paso firme.
De repente el ruso frenó, un cúmulo de balas se clavaron en la arena de la playa, justo enfrente del muchacho, sin llegar a rozarle siquiera.
Las balas levantaron una nube de polvo entre los soldados y el pequeño asesino.
Al desvanecerse la nube, ya no había rastro del chico.-Ha huido- gritó el hombre que se comportaba como si fuera el jefe del escuadrón.
-Niet amigo, estoy justo detrás de tí- contestó Rombo mientras apuntaba con su "nerf" a la nuca del soldado.
Al encontrarse tan cerca de él, Rombo pudo ver que el hombre era alto, mediría aproximadamente un metro noventa, y parecía realmente fuerte, se podría decir que era comparable a Arnold Schwarzenegger, también pudo interpretar uno de los signos de su chaqueta, eran rusos, del KGB.
-Tirad las armas o dejo al musculitos con los sesos fritos- ordenó Rombo
El ruido de las armas en el suelo fué como oír lluvia sobre un tejado.
-¿Y ahora que harás muchacho?¿Vas a matarnos a todos?¿Tu solito?
-¡Callate!- ordenó el pequeño- ¿Qué pinta aquí el KGB?
- Jamas lo sabrás- dijo el soldado mientras hacia señas a sus hombres para que atacaran al muchacho.
Entonces sonó una voz a lo lejos.
Alfred había vuelto a escapar, y esta vez parecía querer ayudar de verdad.-Toc toc, capullos- grito con tono desquiciado Alfred mientras avanzaba lentamente con una gran metralleta.
Todos se quedaron embobados por el miedo al ver tal arma, Rombo se escabulló gracias a esa inesperada pero placentera sorpresa.
Treinta segundos después y trescientos proyectiles más tarde, la arena de la playa estaba teñida del color de la salsa de tomate más pura, aquel con el que los payasos pintan sus narices y el que las setas usan para hablarte y decirte que no te acerques.Lamentablemente también la lancha en la cual llegaron los soldados fué destruida, y al explotar esta, también explotó toda una multitud de lanchas, pertenecientes a los habitantes de la isla. Dejando a estos atrapados en aquella pequeña isla, sin recursos, sin nada más que las siete balas del revolver de Rombo para defenderse, con su líder desvanecida y reposando en una cama mientras todo se viene abajo.
-Insensato, nos has condenado, nos has encerrado aquí, sin salida alguna- gritaba Rombo mientras se aproximaba a Alfred con su "nerf" por delante- ¿Cómo saldremos de aquí ahora?¿Cómo conseguiremos provisiones? Dime¿Cómo?
-Tranquilo chiquitín,¿De verdad creías que iba a ser tan estúpido?
-Si, pero te escucho.
- Te ofrezco un trato, solo con una señal, dos helicópteros vendrán a sacarnos de aquí.
-Parece razonable.
-No te adelantes, aún no he terminado.
Nos sacarán de aquí para llevarnos a todos a mi base militar, donde vosotros seréis nuestros prisioneros.-Me niego
-De acuerdo, si prefieres esperar a que esos rusos vuelvan de visita, esperaremos.
-Bueno, está bien, déjame hablarlo con mi madre y luego te digo.
-Tengo todo el tiempo del mundo, no tengas prisa- añadió Alfred satisfecho, al ver que su plan estaba teniendo éxito.
Rombo se dirigió cual bala al pequeño poblado y se paró en seco delante de una gran casa, la cual se podía ver que no era aquella ruinosa y destartalada de la cual salió la misma mañana.
Entró raudo, cual campeón de atletismo y se encontró a su madre, aparentemente recuperada, en lo alto de una escalera, que temblaba debido al peso de esta.-Mami, el soldadito malo quiere llevarnos con él- dijo el niño, con una voz que se asemejaba bastante más su aspecto.
-¿Cómo dices? Deja que mami hable con ese cretino.
Hertrudis se encaminó con la fuerza de 100 mujeres, el equivalente a la de 1000 hombres. Alfred ya no tendría nada que hacer contra ella.
Ella llegó a la playa y no dejó que Alfred pronunciara ni tan siquiera una sílaba.
-¡Hertrudis aplasta!¡Hertrudis machaca!
El soldadito intentó huir, pero la gran bestia del norte, no tenia rival en la batalla. Redujo a Alfred en cuestión de segundos y esta vez lo interrogó como nunca lo habían hecho antes, agarró con fuerza su cabeza y se adentró con él en las frías aguas árticas.
Introdujo su cabeza una y otra vez en agua hasta que al fin, el frío y la energía gastada tranquilizaron a la salvaje Hertrudis.-Por que haces esto- pronunció el soldado entre sollozos.
-Nadie hace llorar a mi Rombito, ¡Nadie!
Hertrudis devolvió a Alfred a su celda subterránea, de la cual aún nadie se podía explicar cómo salió.
Regresó a su recién reformado hogar donde pudo descansar sin que hubiera nieve mojándole los pies.Aunque ella todavía desconocía los planes del soldado para "secuestrar" a toda su isla.
Rombo simplemente pasó la noche afilando, puliendo y cargando sus juguetes por si acaso venían más visitas por la isla.
Serían las cuatro de la mañana, cuando al fin llegó el tan deseado momento, un frío ártico se iba y un calor ártico llegaba.
Al fin cayó el verano sobre la pequeña Vodkaska.
Cayó con la fuerza de la gran guerra que estaba a punto de llegar.
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World War 0
HumorVarios bandos militares se enfrentan por la posesión de una pequeña isla sin valor aparente.