Tourette syndrome (Studoc)

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-¿Hola?-.

Murdoc simplemente no se movió ante la situación y respiró profundo.

-Hey! Tú!-.

Habló nuevamente un chico.

Y Murdoc hizo un ruido inconscientemente acompañado con un movimiento brusco con su cabeza.

-T-tu! Eres el chico con síndrome de tourette, cierto?-.

-Pendejo-. Susurró en voz baja, con ese tono algo reconocible, el hermoso acento mexicano.

-¿pendijo?-. Trató de decir el peli-azul.

-Agh, estúpido-.

-Bueno, algo-.

Y el contrario rió.

-Tu risa es agradable, aunque algo tenebrosa....-.

-Soy tenebroso-.

-Eres bastante acogedor-.

Y encogió de hombros.

Murdoc se sentía cómodo.

Se sentía cómodo con el.

Aunque apenas conociéndolo, pensaba también que era algo irritante.

Pero pudo soportarlo.

Así que aquel se sentó junto a Murdoc, platicando.
Por lo qué Murdoc pudo saber qué el chico se llama Stuart Pot. que su cabello era azul por qué de pequeño cayó de un árbol, que tocaba la melódica y algo de piano, que le gustaban bandas que Murdoc nunca escuchó.

Y Stuart pudo saber que Murdoc era todo un gruñón, que todo maldecía y era parte mexicano y que odiaba a todo el mundo. Y también tocaba algo de bajo.

Al parecer podrían ser lindos e interesantes amigos.

A pesar del ser tan cerrado de Murdoc (claramente por problemas y traumas del síndrome)

Stuart, con la ilusión de hacer una verdadera amistad, Murdoc simplemente creía que era un pequeño encuentro e insignificante.

Sin embargo al final, aunque no lo supieran.
No era hacer una verdadera amistad.
No un encuentro pequeño.
Era algo especial.

Algo que removía dentro de aquellos sin querer aceptarlo.

Y se miraba que era especial, ya que él como se veían, como se hablaban.

Eran como el Yin y el Yang.

Alguien con una esencia oscura.

Alguien con una esencia luminosa.

Encajaban y a su vez no.

Era simplemente bonito.