Capítulo 1

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Era demasiado tarde, pasaban las 3 de la madrugada y la música parecía estar incluso más alta de lo que había estado a la hora de cenar. Jimin tenía que estar en casa a las 12, puesto que era domingo y al día siguiente le esperaba un largo lunes de instituto, pero era el 18 cumpleaños de Taehyung y no podía irse tan pronto.

Era un domingo frío. Un domingo de esos en los que la humedad encrespa el pelo y el aliento crea vapor. Pequeñas gotas de lluvia caían de vez en cuando, aunque no terminaba de romper, se prevenía una tormenta dentro de pocas horas.

En una casa alquilada a las afueras de la ciudad, en un viejo barrio que solía estar habitado, un joven castaño y delgado lloraba en el baño mientras era consolado por su mejor amigo al que consideraba prácticamente un hermano. El alcohol estaba presente en la mayoría de los chicos que se encontraban en aquel lugar. Jimin estaba limpio debido a diversas alergias. Taehyung, sin embargo, parecía más en otro planeta que en la Tierra, estaba vomitando por segunda vez y no era capaz de pronunciar bien una frase entera.

Dentro de aquella casa en la que el frío parecía no importar, dentro de aquel baño lleno de sentimientos y dolor, el adolescente de pelo rosa que llevaba una camiseta de rayas negras y blancas y unos pitillo negros rasgados intentaba contener las ganas de vomitar colocándose su tapabocas mientras hacía todo lo posible para que el castaño a su lado no se vomitara encima y dejara de beber.

-Tae, joder, que asco, basta ya ¿no? no entiendo por qué sigues bebiendo- Dijo Jimin tapándose la nariz.

Este, se limitó a lavarse la cara y asentir con la cabeza. Lo cierto es que estaba pasando por un momento bastante complicado. Hacía apenas tres días que su novia había roto con él y estaba todavía en plena fase de negación. Su corazón estaba roto, pero no quería aceptar que aquello le afectaba, solía hacerse el fuerte delante de su amigo dado a que había cuidado de él como si de un hermano menor se tratase. Los desengaños amorosos suelen ser dolorosos cuando la persona que te deja te importa, pero para Taehyung el dolor se debía a otra cosa. Todo aquel dolor que sentía y que lo estaba matando se debía a la soledad.

El castaño siempre se había sentido solo, pese a la facilidad con la que hacía amigos nuevos, no conseguía nunca una amistad tan fuerte, tan íntima como la que quería. Su relación con Jimin era complicada. Complicada en el sentido de que al haberse criado como hermanos, eran eso, hermanos. Se lo compartían todo y no había una sola persona en el mundo a la que Taehyung quisiera más, pero él debía protegerlo, debía cuidar del menor y atesorarlo y en ocasiones, no podía contarle sus problemas porque lo dañarían, lo herirían o lo harían pasar un mal rato.

Durante un tiempo, el castaño sintió que había conseguido esos amigos, más en realidad no eran otra cosa sino interesados. Los amigos de su ex-novia se hicieron cercanos para aprovechar de la posición de niño bueno de Taehyung. Él lo sabía, pero decidió ignorarlo para poder seguir teniendo "colegas", sin embargo, esa soledad seguía escarbando su corazón, vaciándolo lentamente de toda la felicidad que había sentido y sumiéndolo en la tristeza. Cuando su ex-novia simplemente se marchó, le destrozó. Había aguantado tanto, había superado tanto. No quería volver a estar solo.

Jimin, por el contrario, sabía lo destrozado que estaba su mejor amigo, por más que Taehyung se hiciera el fuerte y escondiera sus sentimientos, el rubio teñido de rosa pastel lo conocía más que a él mismo. Desde que su madre empezó a trabajar día y noche después de la muerte de su padre, cuando Jimin apenas tenía tres años, la familia de Taehyung era su familia también, ellos lo educaron y lo cuidaban, ambos se presentaban como hermanos ante los demás.

El pelirrosa sabía cuánto guardaba su hermano dentro, pues muchas veces lo había escuchado llorar a escondidas. Sabía que todo lo guardaba para protegerlo a él, pero el mundo se había encargado de enseñarle las lecciones a golpes a ambos chicos, así que el menor era muy consciente de todo lo malo que existía. Él experimentaba el dolor todos los días. El dolor de extrañar a su madre, el dolor de ver como su otra mitad se destrozaba a si mismo por él todos los días y, quizá, el peor dolor de todos, el de querer algo que jamás tendría, una familia.

Blood, sweat and tears. // YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora