Capítulo 23: Reencuentro en el Refugio

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Julieta abrió los ojos y miró extrañada a su alrededor. Palpó el cubrecama de piel. Miró el piso también alfombrado.

—¿Dónde estoy? ¿Qué...? —Una sonrisa de felicidad le iluminó el rostro y se sentó en la cama desperezándose—. ¡Estoy en el Refugio Winelmann! ¡Casada con Ronny Winelmann! Parece increíble francamente, pero es verdad. ¿A ver? Rememoremos. Primero aquella inolvidable maravillosa Navidad. Luego tres años de noviazgo... y hace dos días nos casamos. Es decir que nos casamos antes de ayer, y tengo 22 años. Sí, no hay nada que hacer. Es verdad —Julieta saltó de la cama— Ronny ya se ha levantado. ¿Qué hora será?

Se vistió apresuradamente, y mientras se calzaba sus botas para nieve rojas, regalo de los esposos Peter y Mariel, se puso a cantar.

Eran las nueve. Ronny estaba hablando con Hans temas administrativos del Refugio. Sintió que alguien lo tomaba del brazo,se dio vuelta con una sonrisa, pero quedó helado al ver un rostro sofisticado y una sonrisa algo cínica.

—¿Tamara? ¡Tamara López Cobo! ¿Eres tú? —exclamó sorprendido— ¿Qué haces acá?

—Vine a su hotel, Sr. Winelmann —contestó sonriente— ¡Estás muy cambiado! Ven a conversar un poco. ¿O es que te has olvidado ya de mí? ¡No me mires con esa cara! Ya soy una mujer casada, mi esposo fue a esquiar, así que puedo charlar libremente. ¿Qué te parece?

—Bueno, siéntate un momento —Ronny le ofreció una silla— Voy a llamar a mi... —aquí se detuvo al ver acercarse a su joven esposa, que se acercaba sonriente.

Con una inclinación se alejó y fue a su encuentro envolviéndola con sus brazos y con una mirada juguetona y tierna.

—¡Buenas noches, dormilona! ¿Estas son horas de levantarse?

—¡Buen día señor Winelmann! —contestó ella riéndose.

—¿Sabes quién está allí sentada en el escritorio?

Julieta se encogió de hombros

—¿Quién?

—Tamara.

—¿Tamara López Cobo? ¡Qué encuentro! —Juli se soltó de los brazos de Ronny y entró a la oficina con una sonrisa.

Tamara la miró fríamente e hizo un gesto de interrogación a Ronny.

—Es mi esposa —dijo y sus ojos escudriñaron con picardía la reacción de la pelirroja— ¿No la recuerdas? Tú... la conoces.

Tamara observó a Julieta agudamente y se puso en pie de un salto.

—¿Julieta Spendi? ¿Eres tú? —gritó tomándola por los hombros.

—¡La misma! —Juli rió y la besó espontáneamente.

Tamara la miró de arriba a abajo.

—Francamente no recordaba que fueras tan linda –respondió sentándose nuevamente.

Julieta también se sentó en frente de ella.

Hans entró buscando a Ronny quien pidió permiso para retirarse cortésmente.

—¿Así que te casaste con Ronny? —dijo Tamara acentuando su sonrisa— ¡Y hace años me decías que jamás te casarías con un tipo así! ¿Qué pasó? ¿Lo santificaste? ¡No me digas que Ronny está hecho un religioso!

—No, "religioso", pero sí un hijo de Dios feliz y transformado —contestó Juli— Un día se dio cuenta de que era pecador y fue al Señor Jesús, el único que murió por los pecadores, le pidió perdón y desde entonces es completamente feliz. Está perdonado por Dios y su corazón lleno de paz, completamente nuevo. Lo acepte así, distinto a lo que era antes.

Luz que no se apagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora