Sí, ya sé que nunca nadie se preocupó de mí. Y sí, también entiendo que no todos podemos tener a alguien a quién amar. Pero ese día ocurrió algo que nunca esperé que pudiese llegar a ocurrir. Después de todo, las personas en mi vida nunca se han quedado mucho tiempo. Siempre se han marchado tarde o temprano por alguna razón, les he dejado de importar. Nunca nadie me ha buscado despues de "perderme". Nunca nadie se ha preocupado en saludarme por la calle después de mucho sin vernos. Y yo, simplemente les ignoro. ¿Soy fría? ¿Soy estúpida? ¿Poco sociable? Bueno, quizás, pero es mi manera de ser y por mucho que haya intentado, no he podido cambiarlo. Así soy y no hay más. Y por supuesto, no me enorgullece.
Me senté en el asiento libre del tercer vagón del tren cuando ya me devolvía a mi casa después de un aburridisimo día en la escuela. Me aseguré de que ese era el tren que debía tomar mirando en la pantallita donde señalaba su destino. Era el mío así que saqué el teléfono móvil y me concentré en jugar a algún juego para pasar el tiempo. Mala fue mi suerte que me senté muy cerca de la puerta y una chica me preguntó si ese era el tren que iba hacia el centro.
— Sí, este es, pero este es el que pasa primero por las afueras. Si quieres ir más rápido el siguiente que pasa va casi directo. — Le contesté automáticamente, pues me sabia el recorrido de los trenes muy bien, llevaba años transportandome con ellos a casi todas partes.
— Em, bueno, tomaré este. Voy bien de tiempo. Gracias igualmente... ¿Puedo? — Eso me llegó por sorpresa. No sabía a qué se refería con lo último. Me di cuenta de que ni siquiera la había mirado, así que me fijé en ella y con su mano de piel pálida señalaba el asiento libre que estaba a mi lado. Qué tonta soy.
— Ah, claro, como quieras. — Intenté sonar lo más cuerda e indiferente posible, pero mi voz se entrecortó del nerviosismo, sin saber por qué.
— Yo también juego a ese juego, me entretiene en los viajes de tren. ¿Falta mucho para tu destino? —.
Me quedé atónita. ¿Por que esa chica intentaba mantener una conversación conmigo? Ni idea, pero me resultaba incómodo. Levanté mi mirada a fuera del juego y me fijé en su cara, pálida como su mano, con algunas pecas y su pelo rojizo anaranjado cayéndole ondulado por la cara. Tenía los ojos de un verde grisáceo, era delgada y no muy alta. A mis ojos se veía muy bonita.
— Em... — Intenté recordar su pregunta. — No, no. En 15 min. llego a mi estación. Sólo mataba el tiempo. Hago cada día el mismo trayecto. — No sé por qué pero intente mantener una conversación yo tambien.
— Ah bueno, yo aún tengo como media hora. Tengo que ir al centro a por unas cosas. ¿En qué nivel estás? — Me dijo ella, sin apartar la vista de mi teléfono.
Al darme cuenta de que ella no apartaba la vista de mi teléfono movíl me desconcentré y no pude seguir jugando con normalidad. Había perdido la noción de la lógica y ya no sabía qué estaba haciendo. Me sentía incómoda con gente que no conocía, y más si se mostraban tan sumamente cordiales y amigables conmigo. No me gusta. Nada.
— Eh, bueno, estoy... en el... esto. Em, en el nivel 23. — Balbuceé. A continuación cerré la aplicación.
— Ay, perdón si te he molestado. Lo siento, no era mi intención. — Dijo apenada. — Me llamo África. Y soy nivel 26, un poco más y me avanzas. — Esta vez sonrió pícara. Y no sé por qué motivo me hizo salir una media sonrisa de mi cara.
— No me has molestado sólo que me distraje... Me llamo Mara. — Genial. Me sentí como una estúpida. Ella se había dado cuenta de que me había intimidado y cada vez mi voz sonaba más ridícula. Pero espera, ¿por qué me importaba lo que una desconocida pensase de mí?