¡Nos están atacando! Alguien está intentando destruirnos y no hay manera de salvarnos. He de avisar a mamá. Corrí con toda la rapidez que pude hacia la habitación de mis padres, pero estaba tan oscura que no distinguí nada en ella, busqué el interruptor y lo prendí. Todo se tornó blanco, seguía sin poder distinguir nada. Grité y grité pero no me oía a mí misma. Intenté pronunciar alguna palabra, decirles algo. Tenían que salir de ahi o iban a morir. Me acerqué como pude a su cama, sin poder distinguir ni una sola forma e intente moverlos, despertarlos. Pero no noté nada, ni siquiera una cama cerca mío había. No podía ver nada, la intensidad de la luz me impedía distinguir algo más que el puro blanco. Algo empezó a vibrar y todo se tornó algo más oscuro, empecé a distinguir alguna forma e intenté aclararme la vista pasándome las manos por los ojos.
Oh mierda. Todo era un sueño. Pero había algo que seguía vibrando. Miré a mi alrededor y vi el reloj de mi mesita de noche, marcaba las 6:53 de la mañana. En 7 minutos sonaría mi alarma y tendría que espabilarme para no llegar tarde al colegio. Al acordarme de la alarma pensé en mi teléfoni, y sí, era mi teléfono lo que vibraba. Me desperecé y me levanté. Fui directa a por el móvil y consulté qué era aquello que me había despertado de mi pesadilla. Observé que tenía tres mensajes nuevos en WhatsApp, y los había escrito ni más ni menos que África. ¡Qué alegria! ¿Era posible que algien se hubiese acordado de mí despues de más de 8 horas? Increible. Leí los tres mensajes con atención.
Buenas noches, que descanses^^ Espero verte mañana en el mismo tren, así charlamos. - Enviado a las 23:11
¡Buenos días Miriam! Se ve que ayer te quedaste dormida pronto. ¡Vaya marmota estás hecha! - Eviado a las 6:39
Por cierto, a las siete y media cojo el tren que va al centro. ¿Y tú? Si es así, te espero en el tercer vagón de este, ¿te parece? Nos vemos. :) - Enviado a las 6:48
Para mí fue toda una sorpresa, debo tomar ese tren para ir al instituto, que esta a unos cinco minutos de la estación del centro. Así que le mandé un mensaje confirmándole que nos veríamos allí dónde ella había indicado. ¿Habíamos quedado? Era curioso por que hacía mucho que no acordaba encontrarme con alguien en ningún lugar. Hace mucho que no tengo nadie con quien hablar, ni con quien verme fuera del horario de clases. Se podía decir que hasta estaba nerviosa. Me preparé la mochila con los libros que necesitaba para ese día, me puse lo primero que vi en el armario y corrí a la cocina a ver a mi madre.
— Mamá, ayer quería contarte que conocí una chica muy simpática en el tren y por eso estaba tan de buen humor. Hoy he dormido genia. ¡Me llevo una tostada integral para el camino! — Dije atragantándome con mis propias palabras, quería ir lo más deprisa posible, no quería perderme ni un segundo de hablar con esa chica nueva en mi vida. Mi madre se limitó a sonreirme. Me dijo algo pero yo ya estaba en la puerta principal dispuesta a abrirla sin que se me cayera la mochila y la tostada al suelo.
¿Me sentía más viva que hacía mucho tiempo, o era cosa mía? Ni idea, pero anduve a paso ligero hacia la estación y en ese momento me fijé en la hora. Eran las 7:15 aún. Saqué mi teléfono móvil y empecé a jugar al juego de ayer. Sin saber por qué solté una pequeña sonrisa, ese juego desde ayer significaba el comienzo de algo bueno. Muy bueno. Pasé unos 4 niveles más y me di cuenta de que eran las siete y veintiocho. ¡Dios! Y aún no había comprado mi billete. Corrí a la máquina más cercana e introducí el lugar a donde quería ir, las monedas con las que tenía que pagar y ansiosa puse la mano por donde se suponía que salía el billete. Después de cinco larguísimos segundos cayó el billete y corri a las puertas a pasarlo. Vi como llegaba mi tren a la vía 2 y corrí hacia ella. Conté los vagones y entré por la puerta del tercero. "¡Uf!" Suspiré. Mire hacia la derecha y después hacia la izquierda. Ahí, a mi izquierda, dos filas de asientos más alla estaba la melena pelirroja y ondulada que ayer me había hablado. Ella también me había visto, y en cuanto se cruzaron nuestras miradas ella me sonrió amablemente. Yo sólo anduve hacia ella, también intentando sonreir. El corazón me iba a cien. ¿Cómo se supone que ella iba a saludarme? ¿Un beso? ¿Dos, como ayer? ¿O simplemente diría "hola"?