Capítulo único

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La pesada batalla contra el imperio de Zarkon había acabado, muchas vidas habían sido sacrificadas, pero por suerte la gran mayoría permanecían sanos y salvos.

Pidge, Hunk y Lance se encontraban descansando en un extremo de la sala de control del castillo, mientras que Shiro y Allura tenían una conversación con el príncipe exiliado y, aparentemente, la persona que les había salvado el pellejo; el príncipe Lotor.

Tan pronto como Keith había entrado en la sala de control, fue recibido por los brazos de un abatido Korann, en un abrazo.

—Oh, Keith —susurró con pesadez el Alteano, el cual mantenía su cabeza reposada en el hombro del contrario, apretando el cuerpo del menor con más fuerza.

—Korann... —susurró con voz quebrada devolviendo el gesto y apretando con sus brazos el cuerpo del mayor, dejándose arrullar.

—¿Qué le pasa a Korann? —inquirió Lance al otro lado de la habitación ante la escena que veía, cuando Matt se acercó hacia ellos.

—Chicos, tengo que pedirles un favor —dijo el castaño.

—¿Qué sucede? —preguntó Pidge.

—Necesito que golpeen a Keith. Yo no soy lo suficientemente cercano a él como para hacer eso. Alguno de ustedes tendrá que hacerlo por mí —respondió con el ceño fruncido.

—Debes tener una razón para eso. ¿Qué hizo ahora?

—Verán, antes de que Lotor llegara...

—Te ruego que no vuelvas a intentar hacer eso —dijo el Alteano hacia el mitad Galra, a quien sostenía por los hombros. Lo que Keith no se vió venir, además del abrazo del de bigote, fue el fuerte puñetazo que Lance le había proporcionado en la cara.

—¡¿Qué mierda, Keith?! —gritó Lance, captando la atención de los demás en la sala—. Que te hayas unido a la Espada de Marmora es una cosa, pero ésto... ¡¿En qué mundo?! ¡¿Acaso tu cerebro dejó de funcionar?!

—Yo... Sólo quería ayudar —dijo el pelinegro por lo bajo, pero lo suficientemente alto para que Lance lograra escucharlo a la perfección.

—¡¿Ayudar?! Déjame decirte que eso no habría ayudado en absolutamente ¡¡nada!! —terminó gritando el Cubano exasperado, deteniéndose a recuperar el aire que había perdido al mismo tiempo que Pidge se posicionaba a un lado de éste y le sonreía por su preocupación hacia su amigo. Le entregaba pequeñas palmaditas en el brazo para que se calmase, cosa que no funcionó, ya que parecía que cada vez se desesperaba más.

—Por favor, no vuelvas a hacer algo como eso, amigo —pidió Hunk mientras, de rodillas contra el suelo, abrazaba a Keith por la cintura y escondía su rostro en el vientre del muchacho.

–Hunk... –susurró el Keith para luego dirigir su vista hacia la menor en la sala.

—¿Qué? No me mires así —dijo Pidge mientras lo observaba con reproche—. Tendremos una seria charla sobre ésto luego de que yo también te golpee, sólo dame un momento —con un dedo en el aire se dirigió hacia Lance para seguir con su intento de calmarlo.

—¡Este tipo va a hacer que me muera! —decía hiperventilado.

—Respira hondo, Lance —le calmaba ella, continuando con las pequeñas palmadas en la espalda.

—Chicos... —Keith miraba hacia donde Lance y Pidge se encontraban y le daba suaves palmadas a la espalda de Hunk, quién aún lo abrazaba —... Lo siento —dijo en voz audible para que los presentes lo escucharan—, y... Gracias —susurró para sí mismo mientras sus labios de curvaban levemente, formando una pequeña sonrisa.

Shiro, quien veía y escuchaba todo desde lejos, sonreía por la escena.

Ya luego se encargaría de darle una buena lección a Keith.

The almost suicide of Keith | Voltron Legendary Defender [Two-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora