Raven.

Capítulo 2: Bienvenidos sean "Los Desaparecidos"

Sé muy bien que mientras más tiempo pase en este lugar, más rápido irán desapareciendo mis esperanzas de que alguien nos libere de nuestro cautiverio, creo que incluso ya he comenzado a ver esta jaula como "mi habitación"...

El día de hoy, "ellos" trajeron a un nuevo "Desaparecido", era un chico que debido a su apariencia debía tener más o menos la misma edad que yo, su piel era pálida y su cabello negro y un poco largo le daba un toque misterioso, elegante y también algo tenebroso... Sin embargo, hay algo que me inquieta de este nuevo "inquilino"... Extrañamente el no parece estar asustado como todos los demás al llegar aquí, aun sabiendo que este no es un hermoso paraíso en donde todos ríen y bailan, el simplemente daba una extraña y demente sonrisa como si esto lo viviese muy a menudo, él se recostó en el suelo cerca de uno de los muros como si esa fuese su habitación, se veía tan cómodo y relajado en este lugar... De pronto comenzó a girar su mirada hacia la esquina con menos iluminación de toda aquella celda, la esquina en donde mi jaula se ubicaba... Inmediatamente note sus ojos, eran completamente blancos... No había ni un rasgo de vida en aquellos ojos y a pesar del hecho de que eran completamente blancos supe rápidamente al verlo caminar sin problema alguno hacia mi dirección que este no era ciego.

El paso con cuidado sus manos a través de los barrotes de mi jaula y a pesar de que yo intentaba esquivarlo el poso sus manos en mi rostro, lo acaricio suavemente, mientras sonreía, dijo con un tono suave y al mismo tiempo algo grave de voz.

— Cuando la obsesión por la belleza crece a esta se le encierra y pone a la sombra para evitar que escape, pero mientras menos se aprecia está más se desarrolla por su propia cuenta, volviéndose más fuerte e intensa, pero también más pero también más fría, demente y solitaria, pues muy pocos ven la belleza en algo negro o marchito... — Esas fueron las palabras exactas que salieron de sus labios.

Yo simplemente lo miraba, para luego volver a moverme, tome con mis manos la suyas y las aleje de mi rostro lentamente, pero al mismo tiempo con algo de agresividad, logre notar que al inicio mi reacción ante su tacto no le gustó mucho pues por un leve momento su sonrisa se fue, luego de un momento de silencio incomodo, finalmente decidí dirigirle la palabra.

— ¿Puedo saber en dónde crees tú que estas?... ¿Cómo es posible que te sientas tan cómodo en el lugar en el que será tu tumba? En el cual las ratas se alimentarán y refugiarán dentro de tus restos ya putrefactos... — Dije mientras mostraba una obvia reacción de desagrado ante su enorme sonrisa la cual había vuelvo a aparecer en su rostro.

Lo mira alejarse un poco de mi jaula volviendo al lugar en el que se ubicaba antes y me respondió con un tono tranquilo en su voz.

— Todo lo que me ocurra en este lugar... Lo tendré bien merecido... Así que, dime, ¿Cuál es tu excusa? ¿Piensas que mereces estar aquí? O ¿es todo lo contrario?... Dime ¿Eres o no inocente?

Al escuchar aquellas palabras ni siquiera yo sabía que decir... Me callada por un momento pensando en aquello y luego comencé a mirar a los otros "Desaparecidos" que allí se encontraban... La gran mayoría de ellos estaban desnutridos, muy heridos, con quemaduras, con cicatrices e incluso heridas abiertas... Y aun con aquello en mente veía al joven tan tranquilo e inmutable, como si todo a su alrededor fuese un jardín lleno de flores o en su caso, lleno de vegetación muerta...

Mientras los días pasaban lo estuve observando por leves momentos, cada vez que el mensajero de la muerte se asomaba por aquel tragaluz, él siempre decía en un tono suave de voz "¿ya será mi turno? O ¿alguien lo merece más que yo?...

Un mes entero ha pasado ya desde su llegada, observarlo es un mundo completamente nuevo, pues a diferencia de la mayoría él parece saber qué hace aquí, él sabe la razón por la cual lo golpean cada día y aun así siempre sonríe como un maniaco como si nada pasase.