Uno

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Ella limpiaba las mesas con sumo cuidado.
Desde hace dos años trabaja aquí, es un buen lugar y esta él.
Jaspe termino de acomodar todo, de trapear el piso y de limpiar las mesas.
Su jefe sale de su oficina, con una gran sonrisa en su rostro al igual que todos los días. No importaba como fueran las cosas, él siempre sonreía.
-Un gran trabajo como siempre querida Jaspe — ella le devuelve la sonrisa y pone el letrero de abierto.
-Muchas gracias sr Noé -
-Bueno a trabajar — Elvira se coloca detrás de la caja registradora mientras Orlando entra a la cocina.
Por su parte Jaspe toma la libreta y lapicero de trabajos.
Y ahí, entrando por la puerta como todos los días desde hace año y medio esta él.
El chico que a Jaspe le quita el sueño, el chico más hermoso que ella haya visto alguna vez.
Deja que se instale, entonces va hacia su mesa.
-Buenos días, ¿lo mismo de siempre? — el chico levanta la vista lo suficiente para.
-Buenos días, si muchas gracias -
Y regresa su atención a su laptod.
Jaspe se aleja con un nudo en el pecho, se supone que hoy seria el día que hablaría con él.
-Un café negro sin azúcar con un panque de plátano y una dona de chocolate — Orlando asiente y procede a preparar la orden.
Elvira le lanza una mirada llena de pena a lo que ella se encoje de hombros.
Una pareja entra a la cafetería así que va hacia su mesa.
-Buenos días ¿puedo tomar su orden? -
-Buenos días, claro queremos dos moka con dos panques de zarzamora — ella asiente y sale a dar la orden.
-Aquí esta la de tu chico — Orlando le guiña un ojo mientras ella voltea los suyos y camina hacia la mesa de él.
-Aquí está — deja todo en la mesa con cuidado de no derramar nada.
-Gracias — dice sin levantar la vista, Jaspe se queda ahí parada intentando armarse de valor para entablar una conversación.
-¿Se te ofrece algo? — da un respingo cuando le habla, su voz fría y cortante.
-E yo, esto, me llamo Jaspe — se abofetea internamente, el chico eleva una ceja.
-Soy Seth — y regresa su atención a sus papeles.
Ella suelta un suspiro y se da la vuelta con la dignidad por los suelos y el corazón en un puño.
Sigue tomando pedidos y robándole miradas de vez en cuando.
Hace un ademan así que ella se apresura a su mesa.
-Un café negro sin azúcar para llevar — Jaspe asiente.
-Ya se, un café negro sin azúcar para llevar — Orlando le da una sonrisa ganadora y le tiende el café.
-Gracias — el chico, Seth ya se puso de pie.
Cuando ella llega hasta él, solo toma el café.
Recoge sus cosas, pone dinero sobre la mesa y sale de la cafetería sin darse cuenta que ha dejado una chica un poco más enamorada que ayer.
-Oye es hora de tu almuerzo -
Ella asiente hacia Elvira, toma el envase que le tiende y sale a la parte de atrás.
-Al menos ahora se como se llama— dice mientras come su almuerzo.
Una vez que termina cierra los ojos y piensa en él.
En su cabello negro con mechas castañas, en sus ojos que no sabe si son verdes o el color de la tierra.
No sabe como empezó pero recuerda muy bien lo que pensó cuando Seth entró por primera vez en la cafetería.
Ella estaba limpiando una mesa donde un niño pequeño había derramado café, la puerta se abrió y él entro.
-Como un dios rodeado de mortales — sonríe mientras se recuerda caminando hacia él.
Y tomando su primer orden, como pensó que su voz era lo más sexy que había oído alguna vez y como deseo pasar sus manos por ese cabello tan bien peinado.
-Jaspe — se despabila ante la voz de Sr Noé y entra a la cafetería.
El resto del día continua tomando ordenes, sonriendo y limpiando mesas hasta que llega la hora de cerrar.
-Hasta mañana — se despide con una sonrisa.
Camina con los audífonos puestos y un vaso de café en mano.
Siempre había tomado latte hasta que Seth llego a la cafetería y pidió su café negro sin azúcar así que ella decidió probarlo y lo amo.
-Al igual que a él — da un sorbo a su café y sigue cambiando.
Hasta que lo ve. Seth esta sentado en una banca esperando el autobús.
Jaspe se cala el gorro de su suéter y camina a paso lento hacia él.
No tiene idea de que esta haciendo hasta que solo un metro la separa del chico que ama.
Se detiene y espera.
El autobús llega así que Seth sube, Jaspe lo sigue solo para escuchar hacia donde va.
Baja antes de que arranque y corre a su cuarto.
Corre con todas sus fuerzas.
Corre como si alguien la estuviera persiguiendo.
Corre llena de felicidad.
Al llegar a su cuarto se percata que hay luces prendidas y voces proceden de ahí.
Abre la puerta solo para encontrar a ese idiota tirado en el  sofá mirando televisión.
-¿Qué haces aquí? — ni siquiera se sorprende cuando le habla, en su lugar le dedica esa sonrisa que una vez amo pero que ahora solo le causa repulsión.
-Visitándole — se pone de pie y camina hasta quedar cara a cara.
-Te extraño — intenta darle un beso pero ella se aparta y abre la puerta.
-Yo no, fui muy clara y creí que habías entendido porque estuviste desaparecido todo un año — Guadalupe chasque la lengua y mete la mano en su bolsillo, Jaspe se tensa esperando algo peligroso pero solo es la llave.
-Creí que aun me amabas -
-No lo hago desde que te revolcaste con esa zorra en mi cama — una chispa de culpa en esos ojos cafés, una mirada arrepentida.
-Lo siento Jaspe — toma la llave y señala la puerta.
-Confiare en que no hayas sacado una copia -
-Puedo ser un idiota pero no haría eso — Jaspe asiente y le dedica una sonrisa triste.
-Adiós Guadalupe -
-Adiós Jaspe — sale de su cuarto y espera que de su vida también.
Ella camina hasta su cama y se deja caer con todo y zapatos.
En algún punto de la madrugada escucha ruidos afuera lo que la despierta así que se pone de pie y va a revisar por la ventana.
No hay nada ni nadie afuera.
-Solo estoy muy cansada — se desnuda y entra al baño donde se da una ducha rápida.
Vuelve a entrar a la cama y se queda dormida sin sospechar que alguien la esta mirando.

Él esta guardando sus cosas para ir a la universidad y luego al trabajo.
Sale de su casa, toma el autobús y se baja en la misma cafetería que visita desde hace año y medio.
Entra, se acomoda en su mesa de siempre y espera que la chica  llegue a tomar su orden aunque ha tomado lo mismo desde que viene.
-Buenos días — alza la vista para encontrarse sus ojos negros.
-Buenos días, lo de siempre — la chica asiente y se aleja.
Seth se toma un segundo para observarla y después regresa su atención a lo importante.
No agradece cuando deja las cosas sobre la mesa, ni siquiera la mira y es que no tiene tiempo para esas banalidades.
Cierra su laptod y le da el ultimo sorbo al café.
La chica de la cual no recuerda su nombre trae su café.
Esta vez no habla lo que es mucho mejor para Seth.
Sale deprisa hacia la universidad y es que se ha retrasado unos segundos. Él no puede darse el lujo de eso.
Llega al aula de clases justo a tiempo, se deja caer junto a la misma chica que desde hace tres años. No lo saluda, ni él a ella.
Las clases pasan rápido y en todas es el mejor.
-No es para menos si te la vives estudiando — su “amigo ” le palmea la espalda mientras lo alcanza al final de la universidad.
-No tengo nada mejor que hacer -
-Se que es importante para ti el siempre tener el primer lugar pero estoy seguro que puedes darte algo de tiempo para divertirte, conseguir una novia o por lo menos echarte un buen polvo — Seth hace una mueca de desagrado ante las palabras de Aldair y niega.
-No me interesan esas cosas, cuando me gradúe y tenga mi propio despacho lo haré -
-Puedo apostar mi pene a que ni entonces lo harás pero allá tú, solo digo que un polvo de vez en cuando reduce el estrés — mira al chico y rueda los ojos.
-Lo que digas Aldair, tengo que ir a trabajar — se despide y prosigue su camino.
-Nada se interpondrá en mi camino para ser el mejor -
Su trabajo pasa rápidamente y en algunos descansos logra adelantar algo de sus tareas escolares.
-Jaspe — dice de repente.
-Así se llama la chica de la cafetería — sonríe complacido ya que no le gusta olvidar cosas.
Guarda todos los papeles, cierra todos los cajones y se despide de su jefa.
-Hasta mañana -
-Oye Seth ¿quieres ir a una fiesta?-
su jefa lo mira a través de sus grandes pestañas, sus labios rojos en un mohín provocador.
-Me encantaría pero no puedo -
Sus ojos azules se oscurecen y da un paso hacia él.
-¿Por qué? — con una larga uña acaricia su pecho.
-Tengo muchas tareas que entregar mañana en la universidad — ella se aparta y sonríe radiante.
-Oh siendo así esta bien, nos vemos mañana — Seth asiente y avanza antes de que se arrepienta.
-Que se la pase muy bien en su fiesta — sale del despacho un poco cohibido por la escena que acaba de pasar.
-Espero que no se vuelva a repetir-
susurra.
Camina un par de cuadras hasta dar con la cafetería, normalmente solo viene por las mañanas pero la actitud de su jefa lo ha puesto nervioso.
-Hola, un chocolate caliente con un panque de naranja — la chica lo observa como si nunca antes lo hubiera visto pero se despabila rápido y asiente.
Su mesa de siempre esta ocupada así que opta por una más pequeña y alejada.
Jaspe trae su pedido y lo deja sobre la mesa sin decir una palabra aun cuando en su rostro esta escrita toda la curiosidad que siente.
La chica de la caja lo mira así que le guiña un ojo, se arrepiente al instante.
-¿Qué rayos estoy haciendo? - toma su chocolate y mastica su panque, tal vez algún día le agradezca al chico que esta en la cocina.
La otra mesera que por algún motivo nunca se le acerca, lo esta mirando con ojos lujuriosos.
Seth se asusta tanto que decide ponerse de pie.
Jaspe viene hacia él.
-¿Quieres un café para llevar? -
Se lo piensa un momento.
-Si y también tres donas rellenas de mangar, por favor — ella asiente y va por su pedido.
Seth comienza a sacar su billetera pero no deja dinero sobre la mesa ya que no sabe cuanto será.
-Aquí esta su café, donas y esta es la cuenta — toma la cuenta y ahora si saca el dinero, también le deja una buena propina.
Sale de la cafetería con la sensación de ser observado.
Se gira y ahí esta Jaspe mirándolo con algo extraño en los ojos.
Él resopla desdeñoso y prosigue su camino.
Lo que menos necesita ahora son chicas mirándolo.
Solo le falta año y medio para terminar su carrera y tiene que ser el mejor.
Espera el autobús en la misma parada de siempre, bebe su café lentamente y se come una dona.
Al subir al autobús vuelve a sentirse observado, se gira esperando encontrar a la chica de la cafetería pero no hay nadie.
-Estoy muy cansado -
Al llegar a su departamento se come el resto de las donas y se sienta a ver televisión.
El canal de legislación es muy interesante pero tiene que terminar sus tareas.
Se da un baño y se mete en la cama sin saber que alguien lo ha seguido hasta aquí y ahora sabe donde vive.


N/A: Verán esta novela es corta y constara de solo tres capítulos.
Este es el primero espero lo disfruten.

Un café para llevar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora