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Beep Beep


El sonido de mi celular me despertó temprano en la mañana mientras seguía estirado en la cama. A juzgar por los rayos de sol que apenas se colaban por la vieja cortina que colgaba de mi ventana, era temprano. Demasiado temprano.

Y a esa hora, ¿Quién sería capaz de enviar un mensaje?

Suspiré, destapando mi rostro mientras seguía tendido en la cama observando el techo, y respirando. En el último tiempo, me había vuelto detallista. Había manchas en mi pared de humedad, unos viejos posters que parecían descolgarse. Mi escritorio que apenas tenía mi computadora, la vieja guitarra tirada en el suelo sobre un montón de papeles que en algún momento había intentado escribir.


Beep Beep

Pestañeé perplejo, torciendo el rostro hacia la mesa de luz, y lancé un bufido al ver la hora que marcaba, 6am, y tener que abandonar la cómoda pose en la que me encontraba. Me estiré y agarré el teléfono.

¿Por qué ahora?

Reconocí ese número enseguida y la pantalla golpeó mi nariz. Volví a releer la notificación, y me senté en la cama, pasando una mano por mi cabello revoltoso.


Tú número.

¿Cómo fue que lo hiciste? ¿Cómo fue que me buscaste antes de que yo lo hiciera?


"Veámonos, Sungjin"

¿Cómo podría decirle que no a eso?

No puedo mentir diciendo que no estoy asustado, porque lo estoy. Tampoco puedo mentirte y decir que no estoy emocionado y ansioso. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que mis ojos vieron tu oscura cabellera, o tus ojos color café.

  Y aún te extraño. Solo es que no quiero que te des cuenta de ello.



"Donde siempre"- Contesté confiado de mí mismo por dos segundos, pero no lo estaba. Mis dedos apenas podían presionar la pantalla donde se encontraban las letras. ¿Por qué temblaba? ¿Por qué de repente mi corazón latía tan rápido nuevamente?


Dejé el teléfono en la cama y me encerré en el baño de mi casa. El cálido chorro de agua golpeó mi cuerpo mientras apoyaba la frente en la fría pared. Y el tiempo pasó tan rápido que cuando quise darme cuenta estaba observando las viejas ropas de mi armario. Sentado en el suelo, con jeans rotos negros y un viejo buzo gris, me miré en el espejo que tenía allí.




"Sonríe, idiota" – Me dije a mi mismo una y otra vez – "Aunque duela, sonríe por ella." Pasé mucho tiempo hasta que los músculos de mi cara dolieron. Y no es que no quisiera sonreír, simplemente no podía desde hacía tiempo.

Smile || park sungjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora