Las rosas que plácidamente habitan en mi jardín,
No son rosas,
Tampoco blancas,
No,no son rojas,
¿Acaso piensas que son violetas?No,mis rosas están muertas,
Marchitas por la soledad que han sido sometidas,
Puede que,tampoco las haya regado,
Menudo despistado.Sí,ahora son marrones,
Con esmero puedo ver como caen los pétalos al húmedo césped,
Marchitas,como mi corazón.Muerte,
Desde lo más profundo de aquellos matojos,
Había vida,sí y no una cualquiera,
Una pequeña rosa con ganas de ser vista,
Escondida entre las espinas de las muertas,
Quiere salir,
Pero no puede.Si atento tu estás,sus gritos puedes escuchar:
¡Ay!¡Ay! Que sola que estoy,
¡Ay!¡Ay! Amigos quiero tener,
¿Por qué tú,si,dueño mío,no me quieres conocer?
¿Esque mi brillante color amarillo resalta tanto que no me puedes ni ver?
¿O esque no me quieres?
¡Ay!¡Ay!¡Dueño mío déjame a la luz salir de una vez!
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El diario de un poeta muerto.
PoetryQue los que jamás miraron más allá de la cuarta pared nunca molesten a los pequeños soñadores, las fantasías y aventuras que uno puede desembocar al escribir pueden ser extraordinarias, la magia que sienten al momento cuando imaginan toda clase de s...