Guardé la manivela de mi corazón.
Sentí como cada rasguño se filtraba en el permanente roce de electricidad, esa que se establece cuando el mal y el bien se unen, flirtee con mi propia maleza.
El resultado de mi ser, de mi pensar, es mas impuro que el cura en el prostíbulo.
Es ahí, en ese mismo momento, cuando todos se desvanecen y solo queda tu oscura creencia, que tu demencia y advertencia se complican. Solo sigo por miedo.
Espero con una sonrisa hipócrita, no despertar de este fugaz amanecer, silenciar cada silencio con el ruido de mi llanto, ensordecer el murmullo de la soledad. Vivir para morir, sin ser feliz en el campo isotérmico mental.
La parcela que me encierra me oprime como las venas de mi corazón. Mi mente se nubla a la par que mi oculto iris enllantado.
Y siento que, en esta rutina monótona, el amanecer se encierra en el prostíbulo de los cuervos eternos.
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Daños de una flor marchita.
PoetrySentimientos ajenos a los que mi corazón transmite. Oculto malestar permanente, que alguien introdujo en mi mente. Partes de mi que ya no están en el cuerpo que siento, y viajan al abismo. Yo, miedo, pesar. Siento no ser como esperaba.