Marchita es la flor que cada mañana crece en mi pupila, recordándome una vez más que jamás seré la misma.
Un espacio de mi mente se esfuerza en evadir lo evidente, más tu imagen aparece en cada escena de mi pensamiento.
Yo nunca quise olvidarte, ni tampoco tener miedo a no recordarte. La confianza era sincera, y ahora los pétalos caen descontentos por sentirse ahogados.
Échame una mano, dame un empujón... no dejes que me caiga más en ti.
Tira de mí si no quieres que te hunda, prométeme un amor sincero desde el corazón eterno.
No mientas más, no ilusiones las voces inundadas en tu piel, que una vez más se cubren a sí mismas por tu ausencia imprudente.
Ahora, gírate. Mírame una vez más y dime que quieres regar la flor marchita que se ha creado en lo profundo de mi roto corazón.
Y sin cesar, jamás, jamás, me dejes de buscar.
El palpitar ya se ha parado. Las flores mueren, más otras en su lugar, crecen. Ahora soy yo la que ha de encararse.
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Daños de una flor marchita.
PoetrySentimientos ajenos a los que mi corazón transmite. Oculto malestar permanente, que alguien introdujo en mi mente. Partes de mi que ya no están en el cuerpo que siento, y viajan al abismo. Yo, miedo, pesar. Siento no ser como esperaba.