Mandaste un adiós.
No supiste ver el pero de mis suspiros, cada movimiento que das me satura. Me confunde, me enloquece.Parecía irreal, irresistible. Hasta que te supe ver, en ella, en la vida. Y al fin lo comprendí.
No es mi vida la que te contrae, si no tu misma frustración.Ma mata, me matas, me apaciguas y a la vez me siento dolida. Sí. ¿¡Porqué!? Ya no. Ya no es eso, ya no existe el remordimiento al igual que el amor se esfumó como alma en pena lejos del mundo.
Creo que no dejó camino, para que se tornarse en placer.
Si no en paralelas y distantes, a la vez que unidas muestras de afecto racionales a las que llamamos amor. Y las cuales distantes e importantes líneas en nuestras vidas.Y más, me sutura. No comprendo la verdad mas me enloquecen las mentiras. No me veo alejada, no me tengo en otro lugar que no resida en tu mundo.
Trágame más en ti, en tus debilidades.Aléjame de mi, únete. Hazme recordar que aunque mi mente se esterilice, la tuya seguirá en mi corazón, y sin dejarme atrás, volverás a lastimarme y amarme.
Sin querer abrir un alojo imperdonable en nosotras, un cautiverio que no puedes permitir volver a ser.
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Daños de una flor marchita.
PoesiaSentimientos ajenos a los que mi corazón transmite. Oculto malestar permanente, que alguien introdujo en mi mente. Partes de mi que ya no están en el cuerpo que siento, y viajan al abismo. Yo, miedo, pesar. Siento no ser como esperaba.