Un bello retrato

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Rodrigo era callado, sus pasos eran lentos y su mirada era ida, poseía un aura magnética alrededor suyo y no era capaz de ser indiferente a ella.

Aún así había algo en su mirada que no eran como las otras, era como al oírlo hablar y mirarlo existieran dos personas.

No sabía cómo explicarlo era sólo el hecho de escucharlo hablar, a veces su tono de voz cambiaba a uno más fúnebre, otras veces podía sentir una mirada cándida y luego una un tanto lujuriosa hacía mí.

Alicia se había ido con Jean Paul a buscar algunas cosas para hacer un picnic, me había quedado con Thompson y Rodrigo.

La aparente indiferencia de Rodrigo hacía Thompson era muy obvia, este último no parecía sentirse a gusto y decidió hablar para romper el hielo.

—Meredith ¿Quieres ir a la iglesia conmigo el domingo?

—¿Desde cuándo vas a la iglesia?

—Sólo he pensado un poco al respecto y quiero hacer las cosas bien.

—¿Terminaste con Rebeca?

—Nunca hubo nada formal para ser sincero.

—La verdad quisiera, pero tengo cosas que hacer.

—¿Cómo cuáles?

—Tengo cosas que hacer.

—Eres tan extraña...En fin te lo pierdes.

Ludwig se marcha dejándome sola con Rodrigo, él como si supiese en qué pensaba me dice:—¿Por que miras tanto ese árbol?

—Es un árbol bastante frondoso.

Rodrigo me mira un tanto curioso y dice:—Supe lo del guardia y Alicia me contó lo que hizo mi padre, lo lamento mucho.

—Él puede ser un tanto terco cuando algo se le mete a la cabeza.

—Entiendo, aún así debe ser genial ser un genio.

—¿Genio? No me definiría así.

—¿Cómo te definirías?

—Como mediocre...Conozco a otro que es mejor que yo y lo hace todo.

—Debe ser un músico excepcional, entonces.

—Lo es.

Me preguntaba ahora quién era aquella persona ¿Estará pensando en la misma que he visto bajo ese árbol? Sea quién sea debe ser magnífico...Aún así me genera miedo.

Creo que terminaré yendo a la iglesia este domingo después de todo ¿Qué mal me traería ir a una iglesia? Ninguno en Absoluto.

Domingo

Me dispuse a ir a la iglesia, aunque, era un tanto aburrido escuchar todo en latín, miré a un lado para ver Alicia bastante cerca a Jean Paul, tenía una mirada bastante clara acerca de sus sentimientos.

A mi lado estaba Ludwig quién me susurra:—No confíes en nadie.

"Meredith, no confíes en nadie"

Rápidamente, Ludwig se transforma en el guardia fallecido quién me dice aquello, todos habían desaparecido frente a mí, él me toca el hombro y abro los ojos.

—Meredith...

Aquella voz era la de Ludwig quién me dice:—Te quedaste dormida y estás sudorosa ¿Una pesadilla?

Miré a mi alrededor para darme cuenta que la misa había acabado, mis sueños cada vez eran más extraño ¿Cómo puedo ayudar a ese pobre hombre? ¿Estará su alma presa en el purgatorio?

Sonata de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora