Capítulo 3

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—Las heridas siguen siendo demasiadas graves—Dijo una voz desconocida

Al escuchar eso me desperte, pero por alguna razón no podía moverme ni abrir los ojos, sentía un dolor en todo el cuerpo el cual poco a poco iba aumentando.

—¿De verdad no hay nada más que puedan hacer?— Pregunto la voz de una señora casi al borde del llanto.

Esa voz... es de mi madre.

—Lo siento, pero su hijo lo más probable es que no pueda volver a ver ni a caminar después de ese fatal accidente. 

Hay días buenos y días malosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora