Accidente

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Aquel día inicio Katsuki se levantó temprano, pues, hacia mucho calor como para intentar dormir.

El sol había comenzado a entrar por la ventana, por lo cual Bakugō frotó sus ojos y dirigió la mirada al suelo de su habitación. Justo allí, junto a su cama había un intento de otra cama improvisada en el piso.

Un chico pelirrojo—aún dormido—estaba ahí, tenía las frazadas tiradas por todas partes. Se veía tan relajado.

Hasta que de la nada sintió como le tiraban una almohada con toda la fuerza del mundo.

—¿E-Eh, pasa algo?—preguntó casi dormido.

—Kirishima, despierta y tráeme el desayuno—le ordenó.

El pelirrojo se revolvió entre las frazadas.

—Bakugō, esta es tu casa.

Otra almohada le llegó de la nada.

—Hazme caso, te deje dormir aquí.

—P-Pero...¡Ni siquiera sé donde están las cosas!

—Si levantas tu culo de una puta vez puedo decirte.

—Agh...

Eijirō tuvó que levantarse obligadamente porque el otro ya no iba a dejarlo dormir.

Se sentó en su intento de cama mientras se pasaba las manos por su cabello y bostezaba.

—Despierta de una vez idiota—le reclamó el rubio al ver sus ojos aún cerrados.

—Esta bien, entiendo—dijo mientras se estiraba—Muy bien, ¿Qué tengo que hacer?

—Olvídalo, eres demasiado idiota para confiarte mi cocina. Así te voy a acompañar.

Ya en la cocina, Kirishima estaba haciendo un cereal con leche gigante para él y Bakugō.

De repente el silencio de la casa le llamó la atención.

—¿Y tus padres, Bakugō?

—Mi padre se va muy temprano porque trabaja al otro lado de la ciudad. Y la vieja bruja debe estar comprando por ahí—contestó sin interés.

El pelirrojo había conocido ayer a la madre de Katsuki y no podía dejar de pensar que la mujer era la versión del sexo opuesto de su hijo.

«Me pregunto qué habrá heredado Bakugō de su padre»
Filosofo mentalmente.

—Ya veo. Hay un festival hoy, ¿Quieres ir?—preguntó Kirishima entusiasmado.

—No—le respondió de mala gana.

—Entonces... ¿Hay algo qué quieras?

—Que te vayas.

—¿De verdad?

Katsuki lo miro y después dio vuelta la cara.

—Supongo que eso es un no—finalizó el pelirrojo.

Se acercó al rubio y le entregó el tazón gigante de cereal junto con una cuchara. Y comenzaron a comer.

Bakugō había invitado a Kirishima a su casa ayer, y por una extraña razón luego le pidió que se quedase. Y hoy secretamente planeaba hacer lo mismo, después de todo era sábado y un esclavo por el fin de semana no le vendría mal.

Además, la comodidad del sillón en que estaban, el silencio y todo el ambiente hacía que Katsuki se sintiera embobado.

De repente se escuchó el sonido de las llaves en la cerradura de la puerta principal.

Special Love [Kiribaku/Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora