¿Te amo?

Recuerdos..

Habían pasado cinco meses desde que había dejado el Underland y ya había logrado las metas por las cuales se había propuesto volver a su mundo. Estaba lista para irse al país de las maravillas para volver con sus amigos, pero sobre todo para volver con él, con su adorado Sombrerero.

Ahora estaba en el jardín de Lord Ascot, sentada en una de las bancas que había entre los arbustos, frente a una pequeña fuente. Su mano se posó suavemente en su redondo y, un poco, abultado vientre.

Había sido una conmoción para su familia cuando volvió, mucho antes de lo previsto, y con un vientre de cuatro meses de embarazo. Su madre había quedado muy conmocionada, pero Lord Ascot le dio su apoyo, casi como un padre.

Recordaba perfectamente como su madre había intentado que le dijera quién era el padre de su bebé, pero ella se había rehusado a decírselo, pero no porque se avergonzara de aquello, sino que por la simple razón de que su madre no le creía que el padre de su hijo era un sombrerero loco que trabajaba para la reina blanca, en el Underland.

Aún estaba en su memoria aquella noche que compartió con Tarrant, cuando él le hizo ver que aquello no era un sueño...

(...)

Estaba en el balcón del castillo, observando hacía el horizonte. Mañana sería el gran día, en el cual debía luchar contra el Jabberwocky.

-¿Sabes en qué se parece un cuervo a un escritorio?...-Se sorprendió al sentir la voz del sombrerero al lado de ella, pero simplemente sonrió levemente.

-Pues no lo sé... lo pensare...-Era pregunta ingeniosa...

-¿Sabes qué día es mañana?.-Esa pregunta hizo que su estado de humor decayera.

-El frabujoso día.-Dijo en un suspiro.-¿Como olvidarlo?, desearía poder despertar.-Aunque dijera eso, había una razón por la cual no deseaba despertar, por la cual no deseaba volver a su mundo.

-¿Aún piensas que esto es un sueño?.-Tal vez si hubiese prestado algo de atención podría haber escuchado el tono de tristeza en la voz del sombrerero.

-Sí, claro.-¿Qué otra cosa podía ser?... un simple sueño... en el cual estaba su amor.

-Eso significa que tampoco yo soy real.-Su tono de voz sonó deprimido mientras que sus ojos se iban opacando.

-No, lo siento, sólo eres un producto de mi imaginación. Sólo yo crearía a un demente.-Pero era un demente que le había robado el corazón...

-Pero eso significa que tú también deberías estar demente.-Dijo el sombrerero mirándola. ¿Por qué ella no se daba cuenta que esto era la realidad?.

-Es probable que sí.-Dijo dando un suspiro, para luego proseguir-Al despertar te extrañare demasiado...-Por varios minutos el silencio reino en aquel lugar haciendo algo incomodo el ambiente. Fue el sombrerero quién, con una voz diferente a la acostumbrada, declaró con enorme sinceridad.

-También yo te extrañaré demasiado. No sé qué haré sin Alicia.-Con una cara llena de confusión e ilusión, Alicia observo el rostro del sombrerero. Se sorprendió al encontrar en los ojos de Tarrant poco más que sensatez sobre lo que hablaba y la seriedad pintada en su rostro. ¡Entonces era verdad! Sus oídos no le habían engañado el sombrerero acababa de decir que le extrañaría.

Suavemente fueron acercando sus rostros, hasta que sus labios quedaron unidos en un suave y tierno beso, el cual decía todos sus sentimientos.

Cuando se separaron, ambos tenían los ojos cerrados. En sus mentes sólo había un pensamiento, que era, "Por favor, que no sea un sueño, que cuando abra los ojos este ahí". Los dos se habían sentido tan bien con aquel beso, que sólo deseaban que no fuese un sueño.