3- La burbuja de la reina

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La gran mansión permanece en absoluto silencio. Tan solo el sonido de las dobles puertas principales abriéndose hacen que la calma se despedace para dejar paso a la euforia y la felicidad. La figura de una mujer adulta de pelo oscuro accede a la vivienda y cierra la puerta tras de sí. Contempla su hogar desde hace diez años. Paredes negras con ese estampado tan característico de su marido. El negro se mezcla con tonos de gris, rojo y dorado para resultar en una combinación elegante del gusto de la pareja.

Ella respira profundamente y nota como recibe una patadita del bebé que crece en su hinchado vientre.

—¡Ya estoy en casa! — grita la mujer.

—¡Mamá!

Un niño pequeño de unos siete años corre al encuentro de su madre. Cualquiera que viera al infante. Huiría por su terrorífico aspecto. Sus dientes que le hacen ver como un vampiro, su piel pálida salpicada de motitas del negro más puro, su pelo negro y revuelto. Bueno, por ahora no parece aterrador, hasta que ves sus ojos negros con una pupila blanca y su cara con grandes trozos de piel negra y otros donde parece que nunca cayó el sol.

—Hola, cielito mío. — responde la mujer correspondiendo al abrazo con cuidado de no aplastar a la vida que lleva dentro. Besa a su hijo hasta que el pequeño pide que pare, pero ella es una villana y sigue repartiendo besos por sus mejillas y frente.

—Has vuelto. —sin darse cuenta, Black hat ya está frente a ella, está feliz, luego tranquilo, luego molesto. Angelica sonríe, tiene antojo de hacer rabiar al gran villano— ¿Cómo estáis los dos?— pregunta el ensombrerado dando una sutil mirada a la tripa de embarazada de su mujer.

—Tengo unas ganas que salga a conocer y conquistar el mundo...—contesta divertida, torciendo su sonrisa. El karma actúa en ella, siente un dolor punzante, se lleva la mano a la zona—Me duele la espalda.

Black hat se pasa la mano por la cara a punto de arrancársela. ¿Por qué su mujer no podía hacerle caso por una vez? ¡Una!

—Angelica, te dije que estando de siete meses lo mejor es descansar.

Pone énfasis en cada una de sus palabras, marcando su reprimenda con firmeza pero solo recibe una encogida de hombros por parte de Angelica.

—¡El mal nunca descansa!

—Hablo en serio, Angelica.

El niño que hasta ese momento no se había separado de su madre vuelve a ser achuchado con fuerza.

—Con Flug decías lo mismo y mira.— le aprieta las mejillas—¿No es precioso?

—¡Mamá! —Flug se queja avergonzado. De pronto algo hace click en su cabeza— ¡Tienes que ver una cosa que hice! Ven, ven. ¡Papá, vamos a enseñárselo!

—Con cuidado, cariño. No puedo correr.

La pareja se dedicó una mirada enternecida y cómplice. Dejaron sus rencillas por un segundo, orgullosos del pequeño monstruito que habían criado y deseando de ver al siguiente que venía en camino. Antes de llegar al cuarto, Flug soltó la mano de su madre para esperarla dentro. La mujer aprovechó para descansar e ir más despacio. Apoyada en Black hat caminaron hasta el cuarto del menor.

—Está muy emocionado. —le susurró con su espeluznante y afilada sonrisa — Le cortó las piernas a un niño con eso el otro día en la calle.

—Oh vaya...—sonrió con orgullo—veo lo bien que te encargas de Flug en mi ausencia. Al menos no se acostaría tarde ¿no? — la pregunta destilaba maternalismo. Evidentemente que Black hat sabía cuidar de una criatura hibrida sin la supervisión de Angelica, se tomó como un reto el descaro de su esposa.

Villainous - El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora