Hace cinco años, Harry Styles dejó su pequeña ciudad natal para triunfar como artista de grabación. no tenía mucho respeto por lo que dejó atrás: una vida, una familia y un marido, que se despertaron una mañana para descubrir que se había ido.
Ahora...
¿Por qué Louis, si odia tanto a Harry, si es tan terco en contra de todos los intentos de comunicarse de Harry, por qué iba a seguir así?
Él quiere sacar la foto de la pared, ponerla boca abajo en el suelo, solo para hacer una especie de declaración. Afortunadamente, le quedan suficientes ingenios para detenerse. En cambio, da la vuelta, con la intención de salir de allí a pesar del clima.
Se precipita sobre la mesa de café en su prisa, se acerca un poco más al centro de la habitación de lo que solía ser. El impacto elimina una pila de revistas y periódicos que estaba precariamente equilibrada en la esquina.
Harry se inclina para volver a armarlo tan rápido como puede. Preferiría no dejar ningún rastro de su deambular, porque ahora está claro que no debería haber hecho esto en primer lugar.
Él recoge la copia del Telegraph , y uno de esos catálogos de pedidos por correo aún envueltos en plástico.
De repente, debajo de ellos, su propio nombre lo mira. Parpadea y se frota uno de los ojos, pero todavía está allí, escrito apresuradamente en el reverso de un sobre: Harry Tomlinson, y justo debajo, Londres .
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Él lo levanta con cuidado, levantándolo de la alfombra con ambas manos. Definitivamente reconoce la escritura.
Cuando lo voltea, se da cuenta de que ya ha sido abierto. Una hoja de papel de carpeta simplemente se asoma por el borde.
Él lo saca.
Es de doble cara, lleno de garabatos gangosos de Louis, más pequeño de lo normal y se extiende hasta los bordes para que encaje. Los ojos de Harry no parecen enfocarse-
En algún lugar de la casa, se abre una puerta. Harry inmediatamente siente sudor frío en la frente. Debe ser Louis, y no puede encontrarlo aquí.
Sin pensar, vuelve a poner el sobre donde estaba, y guarda la carta en el bolsillo de su chaqueta.
Luego se levanta la capucha, cruza la habitación y sale corriendo por la puerta antes de que pueda cambiar de opinión.
La lluvia lo empapa de inmediato. De alguna manera, imposiblemente, sigue siendo mejor que la mirada que Louis le hubiera dado si lo hubiera encontrado husmeando en lugares a los que ya no tiene derecho a ir.
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