Los pensamientos de Luisa se fugaron de pronto al escuchar el frenazo del taxi y al señor diciendo que ya habían llegado al cementerio.
Sintió que una bomba de sangre le ardía dentro de su pecho y lentamente bajó de aquellos asientos de cuero que, minutos antes, la habían transportado a su pasado.
Cuando entró a lo que iba hacer la nueva morada de su bebé Edgar vio que ya estaban sus familiares más cercanos, sus amigos del sector, su esposo Luis y sus dos hijos mayores, Martín y Susana; y delante de ellos, la urna con el cuerpo frágil y pequeño de Edgar.
- Eran las ocho y media - El sacerdote de la iglesia llegó a darle la última bendición al cuerpecito inerte del nené y mientras ella miraba escéptica la nueva camita de su hijo, tuvo otro trance.
Su mente una vez más voló hacia el pasado y empezó a recordar los años que Dios le brindó la compañía de Edgar, su Edgar, el Edgar de todos.
Fueron años felices, la sonrisa de su bebé al despertar eran rayos de luz al despuntar la aurora. El ver su carita diciéndole mamá llenaba de felicidad cada minuto de su existencia. El niño nunca fue enfermizo. Por el contrario, siempre fue un niño sano, bello, único.
Recordó los últimos meses de vida de su bebé.
Un día su comadre Aura la llamó desde el interior del país para pedirle refugio para su hijo Rolando. Este tenía la misma edad de Martín, diecisiete años.
Rolando había tenido problemas con los miembros de una banda en el barrio donde vivía y por ello Aura quería que se fuera de esa zona.
Como este era ahijado de Luisa, ella lo aceptó en su casa. No sin antes ponerle reglas para la permanencia en ese lugar.
Rolando cuando llevaba apenas dos meses viviendo donde su madrina, tuvo problemas con los miembros de la banda de la parte alta del sector. Ellos se hacían llamar "Los Convives", eran azotes del sector y tenían atemorizados a sus habitantes.
El muchacho no quiso decirle nada a Luisa para no preocuparla. El pensaba que "Los Convives" se iban a olvidar del problema, pero la realidad fue otra.
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Una estrella que se enciende
Short StoryEdgar Torres tenía solo tres años cuando fue asesinado de 10 tiros en un sector popular de Caracas, Venezuela. A través de una estrella que se enciende el lector se podrá sumergir en tan trágica historia de una familia víctima de la delincuencia des...