Hoy

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Nunca había entendido por qué la gente solía usar la expresión "La tensión se podía palpar con los dedos" , ¿Cómo algo totalmente abstracto podía tocarse, sentirse? Y a decir verdad tampoco es que hubiera tenido muchas experiencias en las que pudiera haberla usado. Sin embargo se me hacía que hoy era la excepción.

Escuché a Wess maldecir al usar esa velocidad sobrenatural para girarse y quedar cara a cara con los guardianes, tan terroríficos como los recordaba.

—Realmente son más estúpidos de lo que pensaba—Murmuró Wess para sí sin apartar su atención de las figuras de Kaleb y Kellen, quienes comenzaban a acercarse con esa aura oscura que solía acompañarlos.

La verdad es que no medité demasiado a que se refería y tampoco es como si pudiera haberlo hecho, cualquier cosa que saliera de mis labios probablemente sería escuchada por ellos y siendo sincera no me apetecía demasiado arriesgarme considerando que mis pensamientos eran del todo escandalosos. Jema estaba desaparecida y todas las opciones indicaban que yo era la culpable de ello. Sí, la tipa no me agradaba y yo a ella tampoco por razones que aún no terminaba de entender, pero esa sensación de culpa...no podía quitármela de encima.

Lo sabía, yo era la razón por la que ella no estaba aquí y tenía el presentimiento de que si Kaleb llegaba a enterarse no dudaría en ordenarle a Kellen que me hiciera picadillo.

Exhalé.

Hoy iba a morir.

—Kayla, ¿Podrías calmarte?

Mi respiración estaba comenzando a ser pesada y de a poco comenzó a hacerse más inestable. Si ellos podían leerme...

«Totalmente acabados.»

—No pueden hacerlo, pero yo sí. Y tus pensamientos están poniéndome nervioso. No vamos a morir.—A pesar de sus palabras no logré calmarme, no cuando veía la mirada de asesinos que tenían estos dos y miles de escenas sangrientas irrumpían en mi mente como una cascada.

Cuadrando los hombros tomé una larga y profunda respiración alcanzando una de sus manos. Wess no tardó en corresponderme.

Quizá eso fue lo que me ayudó un poco.

Mientras esperábamos pacientes lo único que lograban escuchar mis oídos eran las gotas de lluvia caer sobre el pavimento, eso y las pesadas zancadas de Kellen. En algún punto me pregunté si era posible que el tipo pudiera atravesar la calle con sus pies.

—Dime ahora mismo lo que está sucediendo.—El tono autoritario de Kaleb sonó como un trueno a través de mis oídos, manifestando su furia y dejando atrás todo ese decoro que había percibido la última vez que lo vi.

Ahora tenía pinta de estar a punto de volar en pedazos.

—Hola Kaleb. ¿Cómo estas, Wess? Bien ¿Y tú, qué tal?—Mi rostro se cayó y la escasa calma que había acumulado fue tragada por un maldito hoyo negro. ¿Cómo es que podía tomarle el pelo en momentos como estos? Cuando caminábamos sobre un fino hilo que en cualquier momento podría cortarse. Me preguntaba si si quiera tenía un plan.

Como respuesta Wess estrechó mi mano ganándose un gruñido de parte del grandote.

—Hola a ti también, Kellen—Agregó saludando al mastodonte con un leve gesto de barbilla.

—Ahora no estoy de humor para tus bromas, Evans.—Continuo Kaleb haciendo una pausa en el proceso. Al echar una miradita sobre el hombro de Wess pude darme cuenta que el anciano tenía los ojos cerrados.—Mira Wesley, las cosas no están bien en el otro lado. Los oráculos están más dementes que antes y la ciudad está hecha un caos, todos estos cambios tienen a los arcángeles paranoicos...—Soltó un suspiro.—Y Jema...Ella todavía no aparece.

Dark Demons© (Libro I) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora